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La OMS acaba de anunciar que suspende todos los ensayos clínicos con hidroxicloroquina ante la gravedad de los efectos secundarios

Miércoles, 27 de mayo 2020, 07:11

Donald Trump ha dejado de tomar la hidroxicloroquina. Según afirma en unas declaraciones en su tono habitual. «Lo terminé, acabo de terminarlo. Y por cierto, sigo aquí».

Trump había justificado su decisión de tomar este medicamento en la aparición de dos casos positivos de coronavirus entre empleados de la Casa Blanca. Habría sido un tratamiento preventivo para evitar el contagio, basado en unos informes de médicos franceses e italianos que reportaban resultados prácticamente milagrosos.

Quizás no deberíamos cargar demasiado las tintas contra el presidente de los Estados Unidos, ya que es cierto que existen esos estudios. Principalmente, el famoso estudio del doctor Raoult en Francia, que aseguraba que una terapia combinada de hidroxicloroquina y azitromicina de seis días de duración había logrado curar al 100% de los pacientes tratados. El estudio no escondía que se había realizado sobre 20 pacientes en total, de los que solamente seis de ellos habían tomado el tratamiento combinado.

A pesar de que los expertos de su propia administración intentaron rebajar las expectativas, la entusiasta reacción del presidente, con altisonantes declaraciones en público y a través de las redes sociales, rematando con su anuncio de que él mismo estaba tomando el tratamiento, es de una irresponsabilidad impropia de un personaje tan representativo.

Los primeros estudios serios ya habían avanzado que el uso de la hidroxicloroquina no mejoraba el pronóstico de los pacientes, que en ningún caso servía para prevenir la enfermedad y que, además, podría tener efectos secundarios de cierta gravedad.

La OMS acaba de anunciar que suspende todos los ensayos clínicos con hidroxicloroquina por precaución, ante la gravedad de los efectos secundarios detectados en una investigación. Apenas dos meses después del anuncio del milagroso tratamiento que iba a revolucionar la medicina, resulta que no solo no aporta beneficio alguno frente al Covid-19, sino que aumenta las posibilidades de sufrir arritmias y fallecer.

Aunque todavía es posible que la situación vuelva a cambiar, si aparecieran nuevas evidencias científicas, podemos tomar este caso como ejemplo de la necesidad de seguir todos los pasos y respetar todos los plazos antes de aprobar el uso de un medicamento. Y también de que los consejos que debemos seguir son los de los expertos, no los de los famosos.

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