Montañés de Buenos Aires

No es muy conocida Cantabria en América, y aunque Santander sí, se debe sobre todo a la entidad bancaria. Visité hace algún tiempo nuestra pequeña sede en la ciudad de Rosario, atravesando desde Buenos Aires trescientos kilómetros de llanura pampeana, y allí me explicaron la conveniencia de denominarse Centro Cántabro, y no Casa de Cantabria, por la confusión que generaba la similitud fonética con la región italiana de Calabria, de mayor tradición en la tercera capital del país. El nombre de las asociaciones antiguas en Cuba, México y Argentina es el de Montañés, lo cual parece razonable y de acuerdo con la costumbre histórica. De tal modo está arraigado, que no se necesita más. Un simple «nos vemos en el Montañés» es suficiente para acordar la cita y encontrarse posteriormente en el caserón multiusos del 2818 de la calle Jorge Newbery.

El centro ya se prepara para celebrar en 2023 los primeros cien años de una historia rica en sucesos, personajes singulares y fraternidad regional. En Buenos Aires funcionó durante años la 'solidaridad étnica', consistente en la creación de cadenas sociales para dar empleo en sus negocios a los montañeses que llegaban sin trabajo. También se envió socorro económico a Santander tras el incendio. Es bueno recordarlo. Y, en los actos del centenario, veremos de nuevo en acción, por medio del grupo recreacionista, al Tercio de Cántabros Montañeses, y volverá a oírse la voz del coronel Pedro Andrés García, nacido en Caranceja, arengando a los soldados de las cuatro compañías la mañana del 5 de julio de 1807. Un único grito: «¡Montañeses!» y una sola respuesta: «¡Por la patria!», antes de lanzarse al combate en defensa de Buenos Aires frente al invasor inglés.