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Que la prensa destaque que un presidente de Cantabria que ya ha pasado el ecuador de su cuarto mandato llevaba 36 años sin viajar a ... Bruselas se comenta por sí solo. Esa es la prueba del nulo interés que Miguel Ángel Revilla ha tenido por la manera en la que las grandes iniciativas de la Unión Europea pueden ayudar a esta región.
Nadie en Cantabria, ni siquiera él, teníamos la menor duda de que, de su visita de esta semana, volvería con las manos vacías. No ha conseguido la más mínima garantía de que el tren con Palencia y la conexión con Bilbao estarán en la Red Transeuropea de Transportes.
Este viaje presidencial no ha sido más que una operación de imagen para tratar de ocultar la negligencia y el propio fracaso de Miguel Ángel Revilla en un intento más de desviar la atención en su práctica habitual del «yo no he sido y la culpa no es mía».
Se puede demostrar sobre el papel que los únicos responsables de la exclusión de Cantabria de esa red fueron él mismo y su socio, el PSOE. Ellos gobernaban en Cantabria y en España entre 2009 y 2011, los años en los que se negoció el trazado de los corredores con José Blanco a la cabeza, el mismo ministro que en 2010 paralizó el AVE con Madrid y plantó a Revilla en Monzón de Campos y el que decidió no incluir a la región en su propuesta a la Comisión Europea.
Revilla no fue a Madrid a plantarse y tampoco a Bruselas. No estuvo en 2011 y tampoco en los dos últimos años, cuando se ha producido la revisión de los reglamentos que Europa quiere aprobar a finales de este año. Ha ido tarde y mal, como siempre, porque lo suyo es la propaganda sin resultados.
Se podría intentar incluir a Cantabria en la TEN-T. Todo dependerá de si el Gobierno de España ha presionado lo suficiente a la Comisión y de que lo siga haciendo. En base a una clausura de revisión introducida por el Partido Popular, pueden incluirse nuevos tramos según la planificación nacional de inversiones.
Sin embargo, el propio Revilla ha complicado las cosas tirando por el desagüe la conexión de Cantabria al eje europeo en Palencia e introduciendo una nueva versión de lo que se había reclamado hasta ahora al plantear la conexión a través de la línea Santander-Bilbao, que en este momento no pasa de la política-ficción.
Se acaba de dar carpetazo desde Cantabria a potenciar la conexión con la Meseta y su distribución a Madrid, a Portugal, al Mediterráneo. Menudo favor le acaba de hacer Miguel Ángel Revilla a La Pasiega dejando caer su línea natural de alimentación y apostando por algo que hoy es solamente una quimera.
No se entiende bien cuando todas las felicitaciones mutuas de socialistas y regionalistas el pasado sábado en Monzón de Campos por el inicio de uno de los dos únicos tramos en obras de la conexión ferroviaria con la Meseta iban en el sentido de la importancia que tiene el enlace ferroviario de Cantabria con Castilla y León y Madrid, tanto en pasajeros como en mercancías.
En dos días, el mensaje de Revilla cambia por completo y pide a Bruselas apoyo para un Santander-Bilbao, cuando ni siquiera hay garantías de cuándo se acabará la alta velocidad con Palencia, lo que demuestra que la política-ficción es ya el único mensaje de la coalición PRC-PSOE. Una línea ferroviaria moderna que debería estar ya a punto de concluirse acaba, por el contrario, de iniciarse, sin que exista ninguna certeza de calendario ni de financiación para su puesta en servicio.
Existe un claro riesgo de que ni para 2030 se haya terminado, si es que algún día se termina, porque la realidad y el proceder del Gobierno de la nación suscita el temor a que esta conexión no llegue nunca a Reinosa y se quede en Alar del Rey. Y esto motiva al presidente de Cantabria a pedir un caluroso aplauso de sus correligionarios al PSOE.
Se pretende justificar lo injustificable. La inauguración de un tramo de la A-73 suscita en el señor Revilla una fe inquebrantable en que esto se hará y no hay quien lo pare. Curiosa tesis pronunciada ante un partido, el PSOE, que ya paró la obra dos veces, y que tiene el 70% del recorrido de la autovía sin adjudicar.
En suma, este es el viaje presidencial de Monzón a Bruselas: contradicciones y, como de costumbre, las manos vacías. Lo que era importantísimo el sábado ya ha dejado de serlo el martes. Queda clarísima la disculpa de Revilla para la evidencia de los no-trenes de Palencia y Bilbao: ahora la culpa será de Bruselas.
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