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Morir de no-covid en la residencia: el cerrojazo

Martes, 11 de agosto 2020, 21:51

A mediados de marzo la maldita epidemia de covid obligó a declarar en España el estado de alarma y poco después el confinamiento domiciliario para toda la población. Fueron semanas muy largas y muy duras para todos. Poco a poco fueron autorizados ... a salir los trabajadores considerados 'imprescindibles', después los menos imprescindibles, tras ellos los niños (con mucha discusión sobre el concepto de infante), los deportistas, los trabajadores 'prescindibles'… Pero a alguien se le olvidó un colectivo importante como son los ancianos ingresados en Centros de Tercera Edad y personas con discapacidad, que aún permanecieron encerrados en sus habitaciones durante varias semanas más, privados de las visitas de sus familias, de sus actividades habituales, muchas de ellas terapéuticas, de (literalmente) ver el sol… Cuando sus familiares fuimos autorizados a visitarlos nos encontramos seres humanos muy diferentes a los que habíamos dejado allí semanas antes: personas con gran deterioro físico, motor, sensorial, intelectual, emocional; dicho en román paladino: ancianos que no caminaban un paso cuando antes disfrutaban de buenos paseos, abuelos que no reconocían a sus seres queridos o que les preguntaban angustiados porqué les habían abandonado durante tres meses; viejecitos que no recordaban el parque por donde se habían movido con sus taca-tacas durante los meses previos al confinamiento, o que ya no controlaban el pis o la caca, o que habían adelgazado más de 10 o 15 kilos y eran casi irreconocibles para sus hijos y nietos o, simplemente, que estaban enormemente tristes, porque no entendían ABSOLUTAMENTE NADA de lo que les había ocurrido. Y eso, los que afortunadamente les encontramos allí; qué decir de los que se fueron solos, inmensamente solos, en la más inhóspita soledad de la habitación de un hospital, o en un pasillo, o una sala de espera, o en la habitación de su residencia… Que no pudieron despedirse de sus seres queridos, ni siquiera tener un funeral ni un entierro digno.

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