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Es necesario plantearse, a todos los niveles y desde todas las administraciones, cuál es el modelo de sociedad que queremos y necesitamos para nuestro futuro inmediato.
Una de las facetas más determinantes, que afecta a nuestros núcleos urbanos y directamente a nuestra forma de vivir ... y tiene que ver con una necesidad esencial: nuestra forma de movernos, desplazarnos para acudir a trabajo, a la compra o para disfrutar de nuestro tiempo libre.
La forma de movernos en la actualidad padece de serios problemas estructurales, que en alguna de sus facetas la hace inviable provocando las dificultades que padecemos. Uno de sus cimientos lo representa el uso del coche particular, que provoca altos índices de contaminación que acentúan el cambio climático, así como el consumo de ingentes recursos, además del espacio público que ocupan los viales, los aparcamientos, consumo de materias primas, reciclado de materiales, combustibles...
Constantes caravanas de vehículos acudiendo a las playas, a las fiestas patronales o eventos deportivos y culturales. Es tal la situación que padece cualquier núcleo poblacional o lugar de interés de nuestra región, que podemos calificar cada vez más días al año de colapso circulatorio, lo que obliga a repensar las bases de nuestra movilidad. Parece evidente, haciendo un sencilla proyección hacia el futuro, que la movilidad basada en el coche privado es insostenible, tanto a nivel energético, en materias primas, como urbanísticamente. Ni siquiera si permutáramos todos los vehículos de combustión por eléctricos, solucionando los aspectos energéticos y de contaminación pero manteniendo la escasez de materias primas, el gasto de presupuestos y espacios en nuestros limitados núcleos urbanos es enorme.
Podemos tomar como ejemplo la comarca del Besaya, con Torrelavega como núcleo urbano de referencia, con un evidente déficit en movilidad sostenible.
Con accesos colapsados la mayor parte del año por el vehículo privado, con alrededor de 60.000 vehículos/día accediendo al espacio urbano (datos PMUS), con más de 34.000 m² de aparcamientos gratuitos saturados, además de los privados (con proyectos de aparcamientos en altura por valor de 8,7 millones de euros y la previsión de otros).
Y con la conexión ferroviaria con Santander obsoleta y en estado de abandono. ¿Por qué no se moderniza la infraestructura, aumentando la cadencia horaria, reduciendo los tiempos de trayecto y ofreciendo comodidad y rapidez a los usuarios para que así puedan descartar el uso del coche?
¿Por qué no se gestionan las rutas de Torrebús con el resto de las administraciones para conseguir una implantación plenamente comarcal, mejorando los horarios, con la necesaria renovación de unos vehículos envejecidos, implantando tecnología eléctrica y totalmente gratuita, de forma que la ciudadanía encuentre claras ventajas respecto al uso del coche particular?
¿Por qué no se potencian los carriles bici en el espacio comarcal evitando el error de trazarlos por las aceras, robando el espacio y poniendo en peligro al peatón (no se puede seguir improvisando trazados en la calzada y segregados del tráfico motorizado)? ¿Por qué no se completa la red de caminos escolares seguros, evitando los colapsos circulatorios en los centros escolares?
Invirtiendo los recursos presupuestarios para alcanzar una movilidad realmente sostenible, cubriendo las necesidades de la ciudadanía y aumentando su calidad de vida, destinando los espacios que invade el coche a zonas verdes, de ocio o culturales, dejando de derrochar presupuestos y espacios.
Es evidente que las administraciones deben reorientar los objetivos hacia la movilidad colectiva que es el aspecto donde la sostenibilidad es factible en todas sus acepciones; asegurando las necesidades presentes sin agotar los recursos que necesitarán las generaciones futuras, no generando residuos por encima de la capacidad de absorción del planeta y atendiendo a las necesidades sociales dentro de los principios de una economía circular.
Las administraciones, local y regional, han de comenzar a trabajar en la dirección que el futuro nos demanda y con la urgencia que la ciudadanía siente cada día, comenzando con la creación de un Consorcio Regional de Transportes que se encargue de la gestión, de lo contrario seguiremos perdiendo tiempo y dinero mientras nos desesperamos en largas caravanas de vehículos a la entrada o salida de nuestras ciudades.
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