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E l PRC ha concurrido sin éxito a las elecciones generales en las horas bajas y las ha eludido desdeñosamente cuando ha estado instalado en el poder, pero ahora constituyen un desafío insoslayable, así que no tiene más remedio que desplegar un entusiasmo un poco ... sobreactuado para encararlas. Un buen resultado, un diputado en el Congreso, sería el pórtico de la victoria en los comicios autonómicos, su verdadero objetivo, cuatro semanas después. Un nuevo fiasco dejaría muchas dudas, así que al regionalismo no le queda más remedio que movilizarse al máximo en las legislativas. La primera encuesta de El Diario resulta demoledora porque le deja fuera y muy lejos del reparto del pastel de los cinco escaños del Congreso al que acceden PSOE, PP, Ciudadanos y Vox, e incluso asigna al PRC menos apoyo que al declinante Podemos.
El regionalismo aspiró a sentar plaza en el Congreso por primera vez en 1993, cuando se había quedado con solo dos diputados en el Parlamento regional. Apenas sumó 18.000 votos, frente a los más de 120.000 de PSOE y PP. En 2011, el PRC ya era la segunda fuerza de Cantabria, con 100.000 votos autonómicos y 12 escaños consolidados en la Cámara regional, pero había sido desalojado del poder en mayo por el 'tsunami' del PP. En busca de estímulo, concurrió en noviembre a las generales y sumó 44.000 papeletas, 1.400 menos de las que necesitaba para estrenarse en el Congreso, pero que contribuyeron decisivamente a que el PP se disparase hasta cuatro de los cinco escaños en disputa y a que el PSOE perdiese uno de los dos que había ocupado los 15 años anteriores. Dos reveses consecutivos para el PRC que hubiesen convertido a su líder y sempiterno candidato, Miguel Ángel Revilla, en un cadáver político si las televisiones no hubieran acudido en su rescate para convertirlo en el personaje mediático que es hoy.
De nuevo al frente del Gobierno autónomo desde 2015, la cúpula del PRC no perdió ni cinco minutos en discutir si concurría a las legislativas de diciembre de ese mismo año y a las de junio de 2016. Ningún interés, nada que ganar y mucho que perder. Y hasta hace cinco semanas han cruzado los dedos para que Pedro Sánchez no contaminase con unas generales anticipadas la expectativa de ganar en las urnas autonómicas por primera vez en su historia. O sea, el 28 de abril es un incordio, aunque el partido cambie sobre la marcha el discurso y diga que ayudará a mejorar sus prestaciones el 26 de mayo. La arenga triunfal del PRC llega hasta dos diputados al Congreso, pero su cálculo más realista es un único escaño, que se cotizará en torno a unos difíciles 40.000 votos. Habrá que ver si como otras veces al PRC le va mejor en las urnas que en los sondeos.
En efecto, las urnas resolverán si la singularidad del discurso regionalista resulta una carencia o una fortaleza. No le será nada fácil situar bajo el foco principal de la campaña la queja por el maltrato del Estado a la comunidad, la defensa de las conexiones ferroviarias, el déficit de financiación y de infraestructuras, cuando el debate nacional se centrará en la unidad de España y el 'procés' catalán, el cadáver de Franco, la inmigración, la igualdad, la familia, el frentismo entre la derecha y la izquierda. Un paisaje muy marcado por la ideología, un territorio en el que el PRC siempre se ha mostrado tibio por las distintas sensibilidades que conviven en su seno. Por eso prefiere presentarse como la única formación que pone por delante la reivindicación al Estado de la deuda histórica de Cantabria, con la garantía de que esa será la divisa de sus representantes en las Cortes Generales, que no estarán sujetos a la disciplinada mansedumbre que imponen los partidos nacionales a sus parlamentarios sino dispuestos a obtener beneficios para la región haciendo valer su voto en el 'zoco' político como saben hacerlo cuando llega la ocasión el PNV, Coalición Canaria, Unión del Pueblo Navarro o Foro Asturias.
El PRC se apresta a difundir ese mensaje cantabrista a los cuatro vientos. A primeros de abril quiere tener listas todas las candidaturas municipales para que los 41 alcaldes y los cientos de concejales desplieguen un 'puerta a puerta' de inusitada intensidad para lograr el éxito en las generales. También en esos días quiere reunir a toda la sociedad cántabra en un gran acto para 'sembrar el tren del futuro' con Bilbao.
José María Mazón ha sido elegido por Revilla para ponerse al frente de las operaciones. No es un 'killer' electoral, pero por sus buenas maneras tampoco genera grandes rechazos. Estará acompañado en las listas con más notables del partido que novedades rompedoras para esta cita trascendental. Y naturalmente, la efigie de Revilla amparando a sus candidatos en toda la publicidad electoral. Los regionalistas ven a su veterano líder con las pilas cargadas para el maratón electoral: primero salir con bien de las generales y luego el desafío de ganar las autonómicas, la guinda de una larga carrera política. El desafío es grande y el pronóstico muy incierto.
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