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Se ha filtrado una fotografía del supuesto envase de la vacuna que están desarrollando de forma conjunta la universidad de Oxford y AstraZeneca, y decimos supuesto porque ni la farmacéutica ni la universidad se han pronunciado al respecto. El caso es que está circulando ... un vídeo que invita a todo el mundo a investigar sobre los escasos textos impresos en el cartón del envase, para, a continuación, dar su explicación particular.
El anónimo narrador del video se centra casi exclusivamente en dos palabras: recombinante y MRC-5.
En el video se ciñe al significado de recombinante referido al ADN, que no es la única posibilidad, pero es la que viene al caso. El ADN recombinante es una molécula de ADN artificial, formada de manera deliberada en el laboratorio a partir de la unión de secuencias de ADN provenientes de dos organismos distintos que normalmente no se encuentran juntos. A partir de esta definición extrae una conclusión que no merece la pena repetir; lo más curioso es que, aunque nos pide que investiguemos, él se salta una parte que tiene su importancia. Porque justo antes de 'recombinante', en el envase pone ChAdOx1, código que se limita a leer de cualquier manera. Ese código quiere decir Chimpanzee Adenovirus Oxford 1, y es el vector viral de la vacuna: un virus incapaz de replicarse en el cuerpo humano, que ha sido modificado genéticamente para producir una proteína específica del SARS-CoV-2, la proteína S, y así generar la respuesta inmunitaria. No es que esto esté en la vacuna, es que es la vacuna. No tiene que darnos miedo que haya una manipulación genética de por medio, ya que se trata de no introducir en el organismo un virus, o fragmentos del mismo, que nos puedan hacer enfermar. Y, por descontado, ese ADN manipulado no va a interactuar con el nuestro.
En cuanto al código MRC-5, que le da mucho juego, se trata de una línea de cultivo de células diploides compuesta de fibroblastos, desarrollada originalmente a partir del tejido pulmonar de un feto varón caucásico abortado por razones médicas en 1966 a las 14 semanas de embarazo. Según el narrador, esta es una de las mierdas que tiene la vacuna que quieren que les demos a nuestros hijos. Si profundizamos un poco, vemos que no son las células de un feto abortado hace 54 años, sino que se han desarrollado en laboratorio a partir de aquellas. Se trata de células con dos juegos de cromosomas (diploides), que residen en el tejido conectivo y mantienen la matriz extracelular del tejido (fibroblastos). ¿Por qué se desarrollan en el laboratorio? Para servir de medio de cultivo a los virus, ya que estos necesitan células vivas para poder replicarse. Estas células no forman parte de la vacuna, sino que son el medio en el que se ha cultivado el adenovirus que constituye la vacuna.
Sobre este punto sí que se ha pronunciado un portavoz de la universidad de Oxford, aclarando que en los cultivos de la vacuna no se han utilizado células MRC-5, sino las de otra línea llamada HEK-293. En realidad no supone un gran cambio, ya que las células originales de esta línea fueron tomadas del riñón de un feto abortado legalmente en Alemania en 1973.
Ni nos van a inyectar células de abortos, ni nos van a modificar el ADN; y si queremos alcanzar pronto la inmunidad de rebaño y terminar con esta sangría de vidas tendremos que vacunarnos. Puede que la vacuna que nos den no tenga toda la efectividad que desearíamos, pero lo que está garantizado es que, si se autoriza, será segura.
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