Lo de la boda gitana con atropello ha revivido Puerto Hurraco. Al menos por las familias y las venganzas. La boda, los clanes, la venganza de los portugueses invitados a la ceremonia, pero no al convite, el atropello y las muertes
Lo de la boda gitana me tiene loca. Estoy leyendo un muy interesante libro de Pedro Avilés sobre los sucesos que cubrió en 'El Caso' y en 'Interviú'. Hacer muertos, se llamaba hace años. Como hacer señores llamaban algunas putas viejas a la prostitución. En ' ... Memorias de un reportero indecente' (Muddy Waters Books), entre otros, está el crimen de Puerto Hurraco. El asesinato y cómo se informaba. Cómo él y su compañero engañaron al resto de periodistas pardillos e hicieron fotos de las niñas muertas, de los ataúdes en el velatorio de la casa. «Una especie de orgía fotográfica». Tenían la exclusiva. Hasta que llegaron los de 'Informe Semanal', sobre todo, el cámara, «un bigardo de casi dos metros con poblada barba, pantalones cortos y una cámara ENG al hombro». Avanzaba por la casa como el rinoceronte en 'Jumanji'. 'Informe Semanal', que se supone no es un programucho, fue aquel día ejemplo de la pornografía con los sucesos. Ese primer plano de la niña Encarna Cabanillas en el ataúd blanco.
Lo de la boda gitana con atropello ha revivido Puerto Hurraco. Al menos por las familias y las venganzas. La boda, los clanes, la venganza de los portugueses invitados a la ceremonia, pero no al convite, el atropello, las muertes, los heridos, el maletero con miles de euros (o para la novia o de la manzana, según dónde se lea). Volviendo a siglo XIX. Detuvo la policía a los del coche. Un padre y sus dos hijos de 16 y 17 años. Educando para el futuro.
También hoy se leen buenas crónicas de sucesos. No todo es televisión mañanera haciéndose con el botín informativo del crimen. Haciendo muertos. Y la boda gitana tiene todos los mimbres para contar una buena historia y lo que todavía es España.
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