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Mujeres y periodismo

LA TIERRA DORMIDA ·

Domingo, 7 de marzo 2021, 08:10

Entonces, llegó a la mini redacción de El Diario Montañés en Torrelavega, en el número 5 de Pablo Garnica, el último grito en comunicación: un teléfono con dos líneas, un armatoste -creo que era un modelo que se llamaba 'satay' o algo parecido- ... que, además, disponía de teclas de marcación. Estábamos a la última. Se acabaron los teléfonos con la desesperante rueda que giraba mucho más despacio de lo que necesitábamos. Después, llegó la total liberación: un buscapersonas que pitaba avisándonos de que alguien necesitaba contactar con nosotros. El fax mejoró aún más la situación, librándonos de enviar a Santander las amarillentas cuartillas con las noticias, que entregábamos al revisor del tren. Cuando se instaló el fax, ya en José Posada Herrera, supuso tal impacto que hasta se hizo un acto oficial en la Cámara de Comercio para presentar aquel cacharro, que mandaba al viejo caserón de Moctezuma las informaciones convertidas en unos gorjeantes pitidos, que para mí siguen siendo un arcano. Eran los años 80, los iniciáticos del periodismo moderno. Fueron, posiblemente, los más alegres, cuando nuestros títulos de periodista olían aún a tinta fresca. Cuarenta años después, aún perduran en la memoria aquellos competitivos lances que no lograron hacernos hostiles. Las redacciones locales de periódicos y emisoras de radio eran predio de mujeres periodistas. Mañana, lunes, se celebrará una jornada reivindicativa de la mujer, momento pintiparado para reivindicar el trabajo de las pioneras en la información de Torrelavega.

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