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Entonces, llegó a la mini redacción de El Diario Montañés en Torrelavega, en el número 5 de Pablo Garnica, el último grito en comunicación: un teléfono con dos líneas, un armatoste -creo que era un modelo que se llamaba 'satay' o algo parecido- ... que, además, disponía de teclas de marcación. Estábamos a la última. Se acabaron los teléfonos con la desesperante rueda que giraba mucho más despacio de lo que necesitábamos. Después, llegó la total liberación: un buscapersonas que pitaba avisándonos de que alguien necesitaba contactar con nosotros. El fax mejoró aún más la situación, librándonos de enviar a Santander las amarillentas cuartillas con las noticias, que entregábamos al revisor del tren. Cuando se instaló el fax, ya en José Posada Herrera, supuso tal impacto que hasta se hizo un acto oficial en la Cámara de Comercio para presentar aquel cacharro, que mandaba al viejo caserón de Moctezuma las informaciones convertidas en unos gorjeantes pitidos, que para mí siguen siendo un arcano. Eran los años 80, los iniciáticos del periodismo moderno. Fueron, posiblemente, los más alegres, cuando nuestros títulos de periodista olían aún a tinta fresca. Cuarenta años después, aún perduran en la memoria aquellos competitivos lances que no lograron hacernos hostiles. Las redacciones locales de periódicos y emisoras de radio eran predio de mujeres periodistas. Mañana, lunes, se celebrará una jornada reivindicativa de la mujer, momento pintiparado para reivindicar el trabajo de las pioneras en la información de Torrelavega.
La primera fue Angelines Arce, quien, aunque por poco tiempo, fue corresponsal de la Hoja del Lunes, sorprendiendo a los lectores con las nuevas formas que dictaban en la flamante Facultad de Ciencias de la Información. Con Anabel Blanco establecimos una competición alba, casi en solitario, para liderar la prensa escrita. Enseguida, se unieron buenas y correosas periodistas como Isabel González Casares, Irma Cuesta o Ana Reyero, desgraciadamente fallecida a los 29 años. Después llegaron a las redacciones de prensa en Torrelavega, profesionales que pusieron aún más interesante la competición: Mercedes Larumbe, Conchi Castañeda, Rebeca Fuentevilla, Rosa Echevarría, Elena Tresgallo, Merche Santisteban... Política, sucesos, laboral, economía, nada era ajeno, excepto los deportes, que entonces estaban prácticamente vedados a los periodistas.
Maricar de la Sierra fue la primera redactora de informativos de radio. Nombres de radiofonistas como Piedad Abascal, Chiqui Cayón o Mari Luz Torre, Carmen Ruiz Vega, Higinia 'Nena' Aparicio, Esther Rodríguez Torío, Belén Córdoba, María Sánchez... crearon escuela. Marisa Gutiérrez fue la primera periodista que puso rostro a los informativos, a través de la televisión. Homenaje, pues, a las 'viejas glorias' del periodismo local. Fue nuestra pasión la que, seguramente, nos ha proporcionado algunos de los buenos momentos de nuestras vidas. La irrupción de la tecnología químicamente pura ha hecho todo mejor..., distinto, en el mejor oficio del mundo, que sentenció Gabo.
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