Acá del Muro

Olvídense de la transición ecológica tal como estaba planteada. Alemania y otros vuelven a quemar carbón. La carestía de alimentos y transportes hace inviable cualquier política cualitativa que obstaculice aún más la vida del europeo. Por otro lado, hay que aumentar mucho y rápido las energías renovables de fácil implementación. La situación urge menos miramientos con cuestiones de ordenación territorial y tramitaciones. Además, se necesita reforzar los transportes colectivos para ahorrar energía. El automóvil se tiene que quedar para el fin de semana. Las viviendas, a su vez, pueden tener más energía propia en el tejado y, sobre todo, evitar perder calor en invierno, con mejor revestimiento.

Y se necesita comer. Las zonas rurales europeas se revalorizan ya. La Cantabria en vaciamiento tiene una segunda oportunidad para el nuevo orden agrario de una Europa que debe asegurarse el plato. Por tanto, hay que gestionar mejor lobo, jabalí, corzo y compañía, si es que no los vamos a echar a la cazuela. Y preparar ya planes de aprovechamiento agropecuario y acuicultura. Si la vaca es sostenible o bien hay que emprender otras actividades, los agrónomos nos dirán. En esta Europa que mire más por su autonomía y seguridad, el campo cántabro tendrá opciones de resurrección.