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Así como el organismo humano tiene sus mecanismos de defensa frente a los virus, estos evolucionan por medio de las mutaciones. Una mutación hace que ... un virus aparente ser distinto a los demás miembros de su familia, lo que le permite esquivar las defensas; por eso es importante identificar las mutaciones: eso permite hacer predicciones y diseñar nuevas vacunas, como se hace con el virus de la gripe. En este sentido, el equipo de Federico Giorgi, de la Universidad de Bolonia, ha analizado 48.635 genomas de coronavirus, aislados en laboratorios de todo el mundo, para localizar las diferentes mutaciones y cartografiar la ubicación y propagación de las mismas.
Han hallado que el SARS-CoV-2 tiene al menos seis cepas, y que presenta poca variabilidad, aproximadamente siete mutaciones por muestra. Para comparar, la tasa de variabilidad de la gripe común es más del doble. Estos primeros resultados son alentadores, esencialmente por el hecho de que puede significar que los tratamientos en fase de desarrollo, incluyendo las posibles vacunas, podrían ser efectivos contra todas las cepas del coronavirus.
La cepa original del coronavirus, designada con la L, es la que apareció en Wuhan en diciembre de 2019. Su primera mutación, la cepa S, apareció a principios de 2020, y desde mediados de enero de 2020 han estado circulando las cepas V y G. Hasta la fecha, la cepa G es la más extendida, aunque a finales de febrero de este año se le añadieron dos cepas genéticamente muy similares, las cepas GR y GH. El conjunto formado por las cepas G y sus cepas relacionadas GR y GH son las más extendidas, representan el 74% de todas las secuencias de genes analizadas por el equipo de investigación. Presentan cuatro mutaciones, una de las cuales es capaz de cambiar la secuencia de la ARN polimerasa, la encargada de fabricar réplicas del virus; y otra modifica las proteínas espiga del virus, también conocidas como proteínas S, las que le permiten acceder al interior de la célula.
Giorgi extrae como conclusión de su trabajo la presunción de que el SARS-CoV-2 ya está optimizado para afectar a los seres humanos, y eso explica su baja tasa de cambio evolutivo.
En cuanto a distribución geográfica de las cepas, G y GR son las más frecuentes en toda Europa, apareciendo la cepa GH con mayor frecuencia en Francia y Alemania. En América del Norte, la más extendida es GH, mientras que en América del Sur predomina GR. En Asia, donde apareció inicialmente la cepa L, han llegado G, GH y GR solo a principios de marzo, más de un mes después de su aparición en Europa, y su propagación está aumentando. A nivel mundial, las cepas G, GH y GR están en constante aumento, S se puede encontrar en algunas áreas restringidas de Estados Unidos y España y L y V están desapareciendo de forma gradual. Además de estas seis cepas principales del coronavirus, los investigadores han identificado algunas mutaciones poco frecuentes que, por el momento, no son preocupantes, pero que deben ser vigiladas.
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Ana del Castillo
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