Nebrija, el filólogo, y Cervantes, el escritor
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«Los dos bebieron en las fuentes del humanismo y renacimiento italianos por eso se detectan en sus obras inquietudes compartidas»La conmemoración de la muerte de Cervantes el pasado 23 de abril se celebró con decenas de actos en el marco de la Semana del Libro como muestra de la tradición literaria de la lengua española.
Pero este año, el 2 de julio, también se ... rememora el quinto centenario de la muerte de Elio Antonio de Nebrija (nombre latinizado, el verdadero fue Antonio Martínez de Cala y Xarana) con numerosos eventos para divulgar su pensamiento y su obra bajo la denominación de Año Cultural Nebrija.
Elio Antonio nació en Lebrija (antigua Nebrissa) en 1444 y murió en Alcalá de Henares en 1522. Perteneció a una familia de ricos agricultores, estudió en la Universidad de Salamanca y durante diez años en la de Bolonia, al regreso de Italia fue profesor en la Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares.
Su inquietud científica, su tesón y empeño por renovar la enseñanza del latín y su espíritu abierto a la corrientes humanísticas lo llevaron a realizar una vasta e importante labor filológica que le dotó de una merecida fama y éxito solo empañados por el procesamiento a que le sometió la Inquisición por la pretensión de corregir errores en la traducción de la 'La Vulgata'; (la Biblia traducida al latín del hebreo y griego), aunque su protector, el cardenal Cisneros, lo liberó de una posible condena (peor suerte tuvo fray Luis de León). Hoy es conocido por ser el autor de la primera 'Gramática de la lengua castellana'; (1492),' pero también por el 'Diccionario latino-españo', el 'Vocabulario español-latino', las 'Introductiones latinae'; y las 'Reglas de Ortographia de la lengua castellana'.
Además de filólogo y gramático, fue historiador, cronista real, traductor, catedrático, poeta, impresor, editor, escribió sobre medicina, derecho, astronomía, y fue el primer escritor en reclamar los derechos de autor de sus obras: su perfil personal y profesional lo acreditan como uno de los máximos representantes del humanismo español. El catedrático de la Universidad de Sevilla y académico, Juan Gil, ha dicho de él: «Bien merece hoy nuestro homenaje el sabio que mientras sus compatriotas iban con las armas de España por todo el mundo, decidió librar en solitario una batalla sin cuartel, pero más necesaria y no menos dura, la guerra contra la incultura y la barbarie».
Por el contrario, una vida mucho más desafortunada tuvo el alcalaíno Miguel de Cervantes (1547-1616). Su archiconocida biografía muestra un rosario de desgracias que comenzaron en su juventud cuando huyó de la justicia española a Italia, y siguieron con la participación en la batalla de Lepanto donde fue herido en la mano izquierda, el cautiverio durante cinco años en Argel, la decepción sufrida a su regreso a España porque Felipe II le prohibió ir a América como era su deseo, el desempeño de trabajos precarios que lo llevaron al borde de la indigencia y el de recaudador de impuestos en Andalucía lo condujo a la cárcel acusado de haberse quedado con dinero; pero a pesar de tanta adversidad se le reconoce que su astucia, ingenio y valor aún lo libraron de mayores desdichas. Dos existencias muy diferentes, Nebrija, el gramático, alcanzó la gloria en vida; Cervantes, el escritor, la logró después de su muerte, su obra literaria lo hizo inmortal.
Sin embargo, los dos bebieron en las fuentes del humanismo y renacimiento italianos por eso se detectan en sus obras inquietudes compartidas.
Abogaron por superar la consideración del español como vulgar; sostuvieron que la naturalidad debe ser la característica esencial de la expresión lingüística, «tenemos de escribir como pronunciamos, y pronunciar como escribimos» advirtió Nebrija; mientras Don Quijote aconsejaba a Sancho: «Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala». Y reivindicaron vehemente la libertad humana como valor supremo, Nebrija se lamentaba: «¿Qué diablos de servidumbre es ésta, o qué dominación tan injusta y tiránica, que no te permita, respetando la piedad, decir libremente lo que pienses? ¿Qué digo decirlo? Ni siquiera escribirlo escondiéndote dentro de los muros de tu casa». Cervantes declaraba por boca de D. Quijote: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida». Desde dos ámbitos diferentes, la filología y la literatura, sus obras son fundamentales para conocer la evolución y consolidación del español. El reconocimiento de Cervantes ha sido y seguirá siendo universal, la conmemoración de la muerte de Nebrija debe servir para situarlo en el lugar que le corresponde en la historia de la lengua española; para ello comencemos aclarando que cuando dijo «la lengua es compañera del imperio» no se refería al Imperio español que entonces no existía.
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