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Necesitamos más luz

Mi rincón de incertidumbres ·

Miércoles, 20 de noviembre 2019, 07:57

Mantiene Borges que «la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado», pero en Cantabria las últimas semanas el pasado ha estado muy presente. Más de treinta y seis hectómetros cúbicos ha recogido el pantano del Ebro, reserva que nos viene ... como agua de mayo para cuando lleguen los resecos días del verano, aunque a cambio nuestros huesos también han cargado el polo negativo de sus pilas con una humedad poco conveniente. Las tardes de este otoño lluvioso traen la noche con anticipación desquiciante, y parte de esa oscuridad ocupa las estancias de nuestra alma produciendo algo que los psicólogos llaman el TAE (trastorno afectivo estacional), una depresión melancólica que desencadena el cerebro ante la disminución de la exposición a la luz natural. Víctor Hugo consideraba que la melancolía era la felicidad de estar triste. Amós de Escalante la creía musa del Septentrión, un estado de recogimiento indispensable para la creación poética. Pero para la mayoría de los mortales es un periodo de tristeza que les enfrenta peligrosamente con sus fantasmas. «¡Luz, más luz!», fueron las últimas palabras de Goethe antes de que su vida se apagara, porque la muerte cierra del todo los ojos a la luz.

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