Secciones
Servicios
Destacamos
Se filtran dos noticias: una, la de que los asesores norteamericanos de Defensa están en permanente contacto con sus homónimos de Moscú; y otra, que EE.UU. y Rusia estarían preparando una reunión sobre desarme nuclear. E inmediatamente leo, y no me asombro, que Joe ... Biden pide a Zelenski que se avenga a negociar ante el agotamiento que los que él llama «aliados» están padeciendo ya. Y es que parece que la cordura se impone, o se intenta imponer, porque, repito, los tratados de Minsk 1 y Minsk 2 eran buenos y la única salida al conflicto que se veía venir, el primero firmado por Rusia, Ucrania, Lugansk y Donetsk y el segundo suscrito por Ucrania, Rusia, Francia y Alemania, que incluían un alto el fuego que en ambos casos se rompió sin que nadie sepa quien lo hizo entre reproches mutuos y que rompieron los dos.
Básicamente, estos acuerdos tenían la finalidad de acabar con los combates y buscar una solución adecuada a los intereses de todas las partes en modo de autonomía o similar para los territorios en litigio.
No sé si ahora, después de tanta barbarie, terror y odio, se podrían retornar, y mucho menos cuando se han rebasado todos los límites como el reconocimiento de independencia por parte de Rusia de aquellos territorios en disputa, pero al menos debería de intentarse.
Quizá, y solo quizá, la mediación de la OSCE en el primer tratado no fue lo contundente que debería haber sido, pero hay organismos internacionales que tienen la obligación de exigir su cumplimiento y están callados porque no es suficiente hablar diciendo frases muy estudiadas si no que deben acompañarse con hechos antes de que esta tragedia, como otras, acabe con todos. Al menos la OSCE, y me cuesta decirlo, lo intentó.
El coste de la reconstrucción de Ucrania, según dice Zelenski, es de 50.000 millones de dólares al mes... Eso, sin contar lo que ya hemos gastado para dejar todo un país en ruinas, que es lo de menos comparándolo con las miles de víctimas que se han producido y se están produciendo. Y es que el cansancio al que se refiere Biden es también financiero, porque el resto del mundo ni somos un cajero automático ni estamos para tirar cohetes económicamente hablando.
La solución que se han sacado de la manga de utilizar los bienes y cuentas embargadas a ciudadanos rusos para pagar esos costes es pura quimera que puede acabar en miles de causas penales por ilegal y porque me temo que estos millonarios esquilmados ya hace mucho que pusieron su dinero a buen recaudo como ya habían hecho cuando otras sanciones similares se les impuso durante la ocupación de Crimea, que perder cuatro yates y tres mansiones es pura calderilla para ellos.
Lo más probable es que ni Zelenski ni Putin cedan ni un metro y la posibilidad de que el presidente ruso sea relevado de alguna forma es no conocer nada de este mundo eslavo porque lo que se esconde detrás de él es aún peor, pero es necesario que se imponga el criterio internacional aun a costa de que una fuerza de interposición garantice el alto el fuego y la negociación o esto acabará peor de lo que parece, que por sí mismo ya es muy malo, malísimo.
Está claro que los antecedentes no invitan a la esperanza porque tenemos la mala costumbre de que cuando se interviene lo dejamos peor de lo que estaba. Hay muchos ejemplos de esto, aunque a mí el más esperpéntico me parece el de las dos Coreas, ¡en tregua provisional desde el año 1954! y que aparece como gran conflicto ahora otra vez a la sombra del caos organizado. Y qué decir de Taiwán y de otros. Por poco que se hable de ellos. Pero, en este caso y en este punto, si Biden, si Estados Unidos, lo dice, entonces es más que probable que se intente llegar a una solución como sea.
Llevo hablando de los acuerdos de Minsk desde que empezó esta guerra y no leo los comentarios que algunos lectores escriben para no dejarme influenciar, pero, aun así, insisto en que deberíamos ir entrando en razón aplicando aquel viejo dicho futbolero de que si no puedes ganar no pierdas porque hasta ahora perdemos todos, aunque es cierto que unos más que otros, porque en las guerras se hacen las grandes fortunas. Va siendo hora de admitir el empate por parte de todos, cediendo cada cual en lo razonable, si es que cabe esta palabra, aunque a veces no sea ni lo deseable ni lo mejor, es decir, volver a los tan citados acuerdos que si fueron buenos en el momento de la firma no tienen por qué ser malos ahora.
Creo muy sinceramente que negociar no es negociable porque esta sinrazón no puede continuar. Si no se hace esta tragedia no tendrá fin y tendremos que repetir aquella frase de Zadonov: «Lo quisimos hacer bien y nos salió como siempre».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.