Sin color ni aspavientos

Los regionalistas tienen el bastón de mando pero constatan que ha sido por los pelos. Los socialistas, relegados a ser la tercera fuerza de la ciudad en la que reinaron. Los populares, enarbolando un éxito que no les ha servido más que para encabezar la oposición.

Gómez Morante, habiendo perdido lo que pudo ser y finalmente no fue. La izquierda radical, con su peor resultado. Solo la indisimulada satisfacción de la extrema derecha al pisar por primera vez la alfombra. Como no podía ser de otra manera, buenas intenciones, satisfacción en los que se reencuentran y, para los torrelaveguenses, incógnita.

Abatidos los proyectos faraónicos, caídos tras un frenesí de genialidades agotadas, sin el loor de la multitud, comienza una legislatura de la que seguramente los ciudadanos esperan sensatez y realismo, y a la que la ciudadanía ha enviado un mensaje inapelable: A ninguno os hemos puesto la corona de laureles. Toca entenderos para mejorar la vida cotidiana de los torrelaveguenses con ideas y proyectos alcanzables, con menos infografías y más realidades, aunque sean pequeñas, que mejoren nuestra vida.

Debería llegar la oposición constructiva, pero no dadivosa del PP, ausente durante cuatro años; el realismo al PRC, y al PSOE, la superación del desdoro de haber el alcanzado el peor momento de su historia en una ciudad que ha cedido el título de socialista.