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La tierra dormida

La eclosión de las hermandades gastronómicas

La Cofradía de los Cocidos de Cantabria, atestigua que más allá del sustento hay cultura y reencuentro social

Domingo, 5 de noviembre 2023, 07:39

La comida es una forma nada baladí de comprendernos, una manera de reflejar nuestra propia historia, de situarnos en el lugar en el que hemos nacido y nos hemos criado, y por supuesto, constituye una fotografía indispensable en el álbum de nuestra personal biografía. Y ... maximizando, bien podría decirse que vertebra de alguna manera la propia vida. Nos regresa al pasado, volviéndonos a sentar en la mesa invernal de nuestra niñez, transportándonos a olores y sabores hogareños que evocan a madres y abuelas guisanderas, reverdeciendo las sensaciones de unos platos que –aseguramos– jamás hemos vuelto a paladear con aquel mismo sabor. Lo que comemos, y nuestros elementos culturales, están íntimamente unidos y hablan de nosotros mismos como seres irrepetibles. En un mundo globalizado, perdidos en medio de la aldea de McLuhan, la identidad cultural de una sociedad, e incluso de un país, se sigue fijando por sus tradiciones y usos, pero también por su gastronomía. En este ámbito de recuperación de los signos distintivos de las comidas, se vive un renacimiento de las cofradías gastronómicas. Alimentarse ya no es una cuestión de sustento vital, es también una muestra de bienestar social en la que los individuos se reúnen en torno a la mesa en fraternidad para disfrutar de los alimentos como una forma de ocio, reconocimiento y contacto social.

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