El momento de la partida

Es cierto que sin éxitos reseñables en cuatro años al frente de los 'populares', pero con el señorío que proporciona la discreción –aún cuando toca tragar algún sapo–. Joaquín Fernández Berjano y Olga Quintanilla dejan sus concejalías también con pública diplomacia, a pesar de sus más que significativas 'labores' internas que agitaron la 'coctelera' popular (para bien y para mal) regresando a las empresas de las que son propietarios, dedicadas a la importación de pescados y a la gestoría. En el PRC, Gerson Lizari, quien fuera responsable de Urbanismo –uno de los pocos a los que, por coherencia, se ha visto dimitir en la reciente historia local– continuará al frente de su firma de asesoramiento fiscal y laboral, sin haber conseguido acercar a su fin el Plan General de Torrelavega que transita por una vía interminable en tiempo y forma, que parece no ser fin.

En ACPT, Iván Martínez y Alejandro Pérez dejan voluntariamente libres sus sillones, volviendo a la vida 'civil' sin destino laboral conocido, al menos así consta en la declaración de bienes que hicieron en su llegada al Ayuntamiento. No obstante, todos, seguirán en funciones (y cobrando lo que tengan señalado) hasta formarse la nueva Corporación que nacerá del 28 de mayo. Iván Martínez podrá acceder al desempleo, si así lo desea, según lo determina la Ley, al haber tenido dedicación exclusiva. López Estrada, que fue injusta y falazmente señalado en su vida personal como autor de actuaciones éticamente reprobables –demostradas fehacientemente, falsas– aprovechó la ocasión de la despedida para despacharse a placer acusando a los asamblearios de haber utilizado la calumnia como arma política. Descargar la mochila debe proporcionar un alivio quimérico, pero alejado de aquella escena de Las Lanzas o la Rendición de Breda en el que el ejército victorioso tiende al vencido la mano de un rey magnánimo y generoso.