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El pasado miércoles, el Senado aprobó la propuesta del PP para que el Gobierno redacte el proyecto de reapertura del ferrocarril Directo entre Burgos y Madrid vía Aranda. Quiere decirse que los socialistas no se opusieron a pedir esto al Ejecutivo nacional (a lo mejor ... porque quedaba feo en plena campaña electoral castellano-leonesa). Esta reapertura podría cambiar completamente el juego ferroviario para Cantabria, pues abriría un acceso mucho más corto a Madrid si logramos conectar con Burgos. Las dos opciones evidentes son enlazar desde la zona de La Engaña o bien desde Aguilar de Campoo. No es preciso acudir a un AVE (que la ministra Sánchez promete a los burgaleses para este mismo trimestre); basta con una línea decente para mercancías y para pasajeros Alvia.
A su vez, el Consejo Económico y Social de Castilla y León consideraba «imprescindible», justamente el día en que conmemorábamos 40 años de la Cantabria autónoma, la conexión ferroviaria con los puertos del norte (entre los que solo tangencialmente se menciona Valladolid-Palencia-Santander, pero sí, y mucho, los puertos gallegos y asturianos). En su texto, el CES recomienda incluir en su red global de mercancías a este Directo por Aranda. En fin, que Castilla y León podría ser el «hinterland» de todo quisque excepto del puerto de Santander.
Estoy seguro de que nuestras autoridades están al tanto de la jugada, y de que ya han puesto en marcha estrategias eficaces para que nos podamos conectar rápida y fructíferamente a la densa red de comunicaciones que, con expectativa de mucho dinero español y europeo, se está montando al otro lado del Escudo y Pozazal. Menos mal, porque si al final el «puerto de Castilla» resulta ser Vigo o Avilés, además de Bilbao, Castilla desde el milenio uno, ejem, ejem...
Espero que, a la ya respetable edad de 40 años autonómicos, entendamos que esto es como el fútbol: unos partidos los jugamos en casa, pero otros, muy importantes, hemos de jugarlos fuera, y no se puede no comparecer. Si lo entendemos bien en el caso del turismo, ¿por qué no en las comunicaciones y en la industria?
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