Nunca me creí los aplausos

Tras haber trabajado como médico en dos comunidades autónomas, dos hospitales y tres zonas básicas de salud -bajo las órdenes directas del Ministerio de Sanidad, a través del Insalud, y ahora bajo las órdenes del Servicio Cántabro de Salud/Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria-, me quedo, sin duda alguna, con la gestión del antiguo Insalud, con sus luces y sus sombras, que indudablemente también las tuvo.

Los pacientes y usuarios de la Sanidad, esto es, los ciudadanos y votantes -o sea, pacientes/usuarios/ciudadanos votantes-, no son culpables, no son los que legislan y gestionan, pero sí son corresponsables de lo que ocurre. Con su voto han elegido persistentemente, legislatura tras legislatura, a nefastos gestores en lo que respecta a la situación del personal sanitario de la Atención Primaria.

A finales de los años setenta y, sobre todo, en los ochenta, se llevó a cabo una importante expansión de la Atención Primaria y Hospitalaria por toda España. Y eso estuvo muy bien. Se abrieron nuevos centros de salud y hospitales. Esto supuso, obviamente, la necesidad de dotarlos de personal sanitario y no sanitario, en número considerable. Personal sanitario que tenía fecha de caducidad, como todos, ¡menos los políticos! Se necesitan, sirva como ejemplo, 11 años para formar a un médico de familia, entre el paso por la facultad y la formación MIR.

En estos años se han jubilado, se están jubilando y nos jubilaremos cientos de profesionales sanitarios. ¿Dónde están los sustitutos? ¿Por qué hace 11, 12 o 15 años no se aumentaron las plazas en las facultades de Medicina y en el cupo de formación de Medicina Familiar y Comunitaria? ¿Por qué, PSOE? ¿Por qué, PP? ¿Por qué, paciente/usuario/ciudadano votante?

Pero hay un agravante más. Hasta 2019, en los países de nuestro entorno -excepto en España, Portugal y Chipre-, existía la especialidad de médico de Urgencias y Emergencias. Estos se encargan del trabajo en los servicios de urgencia de los hospitales y, donde esté medicalizado, en las urgencias extrahospitalarias, el 061.

En España, no. A pesar de las reiteradas peticiones para que se cree dicha especialidad, los gestores sanitarios, puestos ahí por el voto del paciente/usuario/ciudadano votante no lo ha considerado oportuno; o sí, pero no ha soportado ciertas «presiones externas».

¿Y quien desarrolla fundamentalmente en España esa labor? Los médicos de familia, sustrayéndoles de su planificado destino: la Atención Primaria.

Otro punto en contra de la estabilización de los médicos recién licenciados es el agravio comparativo entre comunidades autónomas. ¿Puede Cantabria competir con los salarios o la estabilidad laboral de otras autonomías?

Así que, si no tiene cita para ir al médico cuando le dé la gana, si no le atienden al teléfono, si le aplazan los controles rutinarios a los que estaba acostumbrado, no piense en nosotros. Bastante tenemos desde hace unos meses con atender a muchos irresponsables, jóvenes sobre todo, que, una vez que les han soltado de los institutos y universidades, se han dedicado a disfrutar sin control, provocando contagios por doquier, con la consiguiente acumulación de usuarios en aislamiento y control, además de las incapacidades laborales de sus contactos mas íntimos: padres, hermanos, amigos...

Nunca, en toda mi carrera profesional, he asistido a tantos intentos de agresiones, verbales y físicas, a compañeros sanitarios y no sanitarios de mi zona básica de salud, como las que se están produciendo durante las últimas semanas.

Nunca me creí los aplausos y el tiempo me ha dado la razón.