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Lo que nunca muere

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En el doctor Jaime Revuelta, además de un excelente clínico, bien preparado, había una persona entrañable y afectuosa

Martes, 24 de agosto 2021, 07:20

Cuando conocí a Jaime Revuelta hace cincuenta y cinco años, él ya era -en plena madurez- un profesional acreditado en Torrelavega y su comarca. 'Puericultor de Zona' en la Seguridad Social, también tenía su consulta de pediatría en la calle Argumosa 10. Formado como médico ... interno en el Instituto de Posgraduados de la Casa de Salud Valdecilla, pertenecía a una de las últimas promociones tuteladas por el prestigioso catedrático de Pediatría don Guillermo Arce. Muy pronto pude advertir que en el doctor Revuelta además de un excelente clínico, bien preparado, muy al día en su especialidad, había una persona entrañable y afectuosa. Desde el primer momento nos brindó su amistad. Cuando me establecí, no dudó en animarme; en aquellos años, con una alta natalidad, había trabajo para todos y resultó fácil integrarme con los otros pediatras que ejercían en la ciudad: San Román, López Collado, Estébanez, Sillero, Terán, Peraita, Rivas; seguirían Castellano, Garzón, Santos, Moro, Unceta, Rosell, de la Colina, Montequi, Bercedo..., quizás me olvido de algunos nombres, pero no de don Alejandro Palacín, personalidad y amigo inolvidable, Puericultor del Estado en el Centro de Higiene, plaza que tuve el honor de ocupar cuando se jubiló. Aquella pediatría en las décadas de los años 50 a los 80, conforme desarrollaba la economía de la nación, fue un puntal decisivo para lograr el descenso imparable de la mortalidad infantil hasta nuestros días. Después vendrían las especialidades pediátricas, y también la nueva Ley de Sanidad adoptando con algunos matices el discutible modelo sanitario cubano y el paso de los Ambulatorios a los Centros de Salud.

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