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CANTABRIA POSITIVA ·
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CANTABRIA POSITIVA ·
La situación de Cantabria se presenta tan desfigurada por la crisis, que el arte expresionista puede ayudar a la toma de decisionesEn una pequeña sala del Centro Botín puede uno encontrar, bajo el título 'Retratos: Esencia y Expresión', ocho obras maestras cedidas por Jaime Botín. Todas ellos son ejemplo de lo que muy genéricamente voy a llamar «expresionismo» (que incluye lo que oficialmente ... en historia del arte se denomina así, pero también va mucho más allá desde el punto de vista semiótico, es decir, el estudio de los signos). Expresionismo es deformación, exageración, énfasis en aspectos de una representación a fin de producir una percepción del objeto más compleja emocionalmente que la simple copia fiel de su forma y color. La mujer de Vázquez Díaz tiene un cuello demasiado largo, como un cisne; el caretista de Solana es como la careta de una escena de caretas (las caretas son en sí versiones expresionistas de los rostros); la madre de Cossío padece un inverosímil entorno espectral, mientras a Sorolla le sobra luz como si en la playa valenciana hubieran encendido reflectores a pleno día; la española de Matisse es un arquetipo de andaluza con ojos negros hiperbólicos; el Arlequín de Gris está descompuesto al modo cubista; el retrato de Bacon es una faz deforme, casi una caricatura; las gruesas pinceladas de Nonell convierten en un milagro la evocación de la mujer de medio cuerpo.
Este «representar de cierto modo» podría parecer menos valioso que aquellos cuadros de la tradición clásica donde formas y colores se tratan de reproducir con exactitud. Sin embargo, hemos de notar que el método expresionista en arte no hace sino manifestar que en la vida misma es generalmente un procedimiento inevitable. Los periodistas sabemos bien hasta qué punto es difícil ofrecer un retrato perfectamente mimético de la actualidad. No se trata solo de la perspectiva, sino del énfasis y el color. Algunos de los periodistas más celebrados han sido cronistas que aportaban un plus personal y literario, es decir, una refiguración productiva de una figura, la sociedad, que es una modelo imposible de retratar fielmente por mucho que avancen las tecnologías de la copia. A su vez, la política se basa en una retórica de exageraciones y etiquetados y, cuanto más «realista» parece, más sucede que simplemente se ha utilizado el lenguaje popular para transmitir un retrato expresionista de la realidad social, con brochazos castizos. Pues la realidad es muy compleja, y la declaración política está más lejos del hecho que la española de Matisse estaba de la española verdadera. Este expresionismo puede moderarse con ciertas cautelas de método, pero no es posible erradicarlo, porque la única alternativa sería la ciencia con sus modelos miméticos, y no podemos ni debemos convertir toda comunicación en comunicación académica. Solo se pueden reducir riesgos exigiendo más argumentación al político y más sentido sociológico al periodista, por ejemplo. Aunque ya nos advirtió Roland Barthes que la escritura neutra es sólo un mito. Todos en nuestra vida cotidiana, somos pintores expresionistas. Juzgamos a los demás por algunos de sus rasgos más conspicuos, y no en su personalidad integral. Los apodos con que se conoce a los vecinos en los pueblos son a menudo un ejemplo de esta manera de representar. Hay pocos juicios complejos y equilibrados sobre los demás, sino una especie de clasificación de tipos humanos que empieza ya, como explicaba Algirdas Greimas, cuando oímos hablar a alguien.
La situación de Cantabria, sanitaria y económica, se presta a un nivel expresionista muy superior al habitual, pues por definición una pandemia es una desfiguración de la vida comunitaria. Los indicadores productivos quedan peor que el ojo tumefacto de Bacon, las cuentas públicas son prácticamente cubistas en este momento, y las caretas carnavaleras son ahora mascarillas de nueva normalidad. Como no hay ciencia del porvenir (la futurología no es aún un saber, sino solo un 'sin ver'), sólo nos queda el expresionismo para tomar decisiones. Pero, como en el arte, también lo hay bueno y malo. Ya que somos por fuerza pintores expresionistas de nuestro entorno, procuremos ser de los buenos. Lo de obra 'maestra' tiene este segundo sentido: el docente.
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Ana del Castillo
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