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Y digo yo, ¿qué pasaría si una mañana, de esas que amanece que no es poco, de chirimiri y niebla, un Laro cualquiera, con ocho apellidos cántabros, se subiera al castro de Las Lleras, y desde allí fundara el partido Todo por Cantabria, para honra ... y gloria de nuestra tierra? ¿Lograría desbancar a Miguel Ángel Revilla? ¿O el éxito electoral del actual presidente no tiene nada que ver con el regionalismo y sí con su carisma personal y su olfato mediático?
Yo diría que más por lo segundo, e incluso me atrevería a vaticinar que, aunque no le desbancara, mucho voto huérfano de antiguos militantes del Partido Popular, abrazarían el 'Lábaru cántabru' por bandera, y entonarían como himno 'la baila de Ibio', acostumbrados como están a que el himno español no tenga letra.
Incluso, si llegara el caso, hasta los de 'Santander de toda la vida', movidos por su alma machinera, encontrarían en dicha fuerza política la manera de volver a sus raíces 'raqueras', que nada tienen que ver con las de la élite del Sardinero, Reina Victoria y el Paseo de Pereda.
Vamos que, si eso ocurriera, el mapa político de Cantabria cambiaría de tal manera, que hasta la derecha cántabra daría la espalda al PP de Buruaga, Movellán y Revuelta, que son como Trajano, Adriano y Teodosio, pero a la inversa, más con vocación opositora que otra cosa, como los hechos lo demuestran.
Y no solo la derecha cántabra, sino también los votantes de izquierdas, que no encuentran en sus actuales representantes políticos sus ansias guerreras de alcanzar una justicia social que se ha convertido en una quimera,
Lo peculiar es que, si ese partido surgiera, pondría más nervioso al PP y al PSOE, que al propio Partido Regionalista, que encontraría la gran oportunidad de volver a gobernar de nuevo en Cantabria con la derecha. Pero para eso se necesita que salga un nuevo Laro, con ocho apellidos cántabros que se ponga a la faena. Y ocho apellidos cántabros no los tiene cualquiera, desde que la ruta de los Foramontanos unió Cantabria con Brañosera.
Así que tranquilos, que en nuestra tierra, seguirá gobernándonos en la sombra Pedro Sánchez desde la Moncloa, «anchoa va, anchoa viene», en tanto que Revilla quiera y pueda, mientras los nacionalistas vascos y catalanes, a los que no «les pone nada España», se llevan asimétricamente la pasta a manos llenas, y Mazón como que no se entera, ¿Será por la niebla?
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