Una oficina llamada futuro

Llegó la pandemia y con ella el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia para ayudar a los Estados miembros a afrontar los retos preexistentes señalados en el contexto del Semestre Europeo y a lograr los objetivos políticos de la UE, especialmente las transiciones ecológica y digital, que son cruciales para construir un futuro próspero y sostenible. Pero he de aquí, que con el fin de recibir el apoyo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia es preciso preparar planes de recuperación y resiliencia. Planes que constituyan un conjunto coherente de reformas y proyectos de inversión pública que se deben ejecutar hasta 2026 y que deberán demostrar cómo las inversiones y reformas harán frente efectivamente a los retos señalados por el contexto actual, debiendo incluir especialmente medidas para superar los retos a los que se enfrentan los Estados miembros en sus transiciones ecológica y digital. Cada plan de recuperación y resiliencia debe reflejar una reforma sustantiva y un esfuerzo de inversión a través de propuestas sustanciales y creíbles, en fin, proyectos en los que será hoy mas que nunca necesaria una cooperación público-privada que nos facilite no solo proyectos sino el éxito en la ejecución de los mismos.

Se nos ha dejado claro que el objetivo general del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia será promover la cohesión económica, social y territorial de la Unión mejorando la capacidad de recuperación y ajuste de los Estados miembros, mitigando el impacto social y económico de la crisis y apoyando las transiciones verde y digital. El reto demográfico, muy presente en todas las comunidades y del que Cantabria puede ser un modelo a seguir, dadas sus características geográficas, dada la pequeña extensión territorial, el envejecimiento de su población, la dispersión de sus núcleos de habitantes en el medio rural y la acuciante despoblación, es otro objetivo en el que incidir, fundamentalmente a través de la prestación de servicios de calidad en el mundo rural y del fomento del empleo a nivel local, para la cohesión territorial, además de la económica y social.

El reto demográfico debe articularse dentro de una región con una densidad poblacional similar a la de España y que no obstante, siendo una región pequeña, hace posible la implantación de un modelo que favorezca la mejora en la conectividad física terrestre y la implantación de una red que permita la digitalización en todo el territorio, favoreciendo las políticas poblacionales y económicas de anclaje territorial. Para ello es necesario el fortalecimiento de la coordinación de la administración regional con la administración local y el compromiso con las entidades locales a través de instrumentos de colaboración y participación, ya que es esencial para la cohesión en una Comunidad.

Ejemplo de proyectos transformadores que pueden ejercer esas ciudades medias a través de su dinamismo e influencia en los pueblos cercanos es la concesión a la Camara de Comercio, Industria y Servicios de Torrelavega para crear una oficina Acelera Pyme Rural. Dicho programa es una iniciativa destinada a construir el ecosistema de referencia de la transformación digital de las pymes rurales, para el impulso a la adopción de las tecnologías por las empresas cantabras (incluidas las de nueva creación), principalmente las pequeñas y medianas empresas (pymes), autónomos y emprendedores con el objetivo de realizar actuaciones de transformación digital en las mismas, llegando a municipios con poblaciones inferiores a 20.000 habitantes, con el fin de promover la transformación de la sociedad y la economía hacia un entorno digital. Todo esto con el propósito de luchar contra la despoblación en nuestro territorio. En este sentido, dicho propósito juega un papel importante para el desarrollo de nuestra comunidad, en el que Cantabria a través de un municipio como Torrelavega como su única ciudad media y su entorno pueden convertirse por una vez en un ejemplo a seguir, aprovechémoslo.