Secciones
Servicios
Destacamos
Por poco más de mil ciudadanos, Torrelavega podría tener que adaptarse a la Ley de Cambio Climático que, entre otras medidas, incluirá una drástica reducción ... de la entrada de vehículos al centro. Y es que las malas noticias nunca llegan solas. Desafortunadamente, esta ciudad tiene cada día menos coches atravesando el centro, y no precisamente por las medidas correctoras de los gobiernos, sino porque la economía –o peor, la falta de ella– es un factor bastante relacionado con el uso del vehículo, y precisamente, en Torrelavega, la riqueza no es ahora mismo su fuerte.
Sí tiene esta ciudad unas características peculiares –positivas– por su ubicación geofísica, de manera que desde el mismo epicentro del casco urbano se tarda, andando, quince minutos de reloj hasta alcanzar los límites donde el hormigón cede ante el color verde. Por ello, no es lo más habitual que un vecino coja el coche si necesita ir desde un barrio al puro centro, aunque sí, ya sé que es verdad, que los hay muy cansinos y bien podrían hacer del coche su segunda vivienda. Los datos estadísticos dicen que en Torrelavega hay 25.347 turismos, un coche por cada dos habitantes, pero es distinto el censo y la realidad.
Esta ciudad necesita volver a ser referente comercial para todas las localidades del entorno, una realidad comarcal que implica a unas 150.000 personas. El sistema de ampliación del autobús urbano que piden algunos alcaldes –Polanco y Cartes especialmente– facilitaría el acceso de esos potenciales clientes al centro, algo que no lo tienen tan fácil otras localidades, habituales compradoras en Torrelavega, como Los Corrales o Cabezón de la Sal, sin ir más lejos (que se puede ir).
El centro de la ciudad –una continua y estéril protesta de los comerciantes– es un coto vedado para los vehículos, ya que la progresiva peatonalización del centro y la imposibilidad de que llegue una Corporación que tenga los arrestos necesarios para implantar un sistema de aparcamiento temporal (OLA), hacen que muchos clientes de la comarca opten por parar en las grandes superficies de la periferia, donde aparcar es fácil y gratuito. Los solares particulares, arbitrados como improvisados estacionamientos, se han convertido en plazas de garaje permanentes, por lo que no sirven para la rotación. De esta manera, entrar en coche en el centro de Torrelavega, e intentar aparcar, es una misión solo apta para engallados. Ojalá hubiese tantos y tantos coches intentando llegar al centro que hicieran necesario un 'Torrelavega Central' –aunque mejor sin Carmena– pero, ¡cuidado!: está encima de alguna mesa peatonalizar una parte de Julián Ceballos. Quizás se haya alojado en alguna prominente testa la idea de parir un remedo de Peña Herbosa –ya ensayado en las fiestas navideñas– como si en la 'zona de vinos' fuéramos dándonos codazos porque no cupiéramos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.