Secciones
Servicios
Destacamos
Siempre relacioné las olas con algo agradable. Cuando era pequeño tenía miedo de las del Sardinero, por eso prefería ir a la Magdalena. Pero ... con los años descubrí que podían dominarse para que te llevaran a la orilla. El autobús del Racing ya había traído la primera tabla de surf por encargo de Chuchi Fiochi, pero yo no sabía nada de esas cosas, así que me conformaba con extender los brazos y dejarme llevar. Luego supe de otras olas, las espectaculares de bella estampa que se rompían en la isla de Mouro, o las felices que el entusiasmo colectivo generaba (ya ni me acuerdo) en las gradas de los Campos de Sport para celebrar triunfos y goleadas mágicas. Pero ahora las olas me dan mal rollo. Entran en la arena saqueando las playas, invaden el asfalto del litoral para destrozar todo lo que se les pone por delante y suben y bajan para indicarnos la evolución del macabro balanceo de muertes por la pandemia.
El oleaje de las declaraciones políticas también levanta crestas y revuelve espumas, como las que salen de bocas enfermas. Mientras el opositor ruso, Alexey Navalny, tenía la valentía de regresar a su país después de haber sido envenenado y sabiendo que sería arrestado por la policía de Putin al llegar a Moscú, el vicepresidente de España, Pablo Iglesias, en un programa de televisión, era capaz de comparar la fuga de Puigdemont con la de los exiliados republicanos tras la guerra civil. La imagen de las marchas a pie de miles de familias españolas cargadas de maletas, sacos y mantas cruzando la frontera y huyendo del régimen franquista, muy poco tienen que ver con la vida que Puigdemont disfruta en Bélgica como eurodiputado: 8.000 euros de sueldo, 300 de alojamiento y 4.500 de gastos de representación al mes. Todo un maremoto de insulto para la memoria histórica que tanto se mima.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.