Arenas de estío

Lo curioso es que el juego político ha seguido funcionando. Con los adversarios de vacaciones nuestras autoridades han recurrido a hacerse la oposición entre ellas mismas. La alcaldesa de Santander exigiendo públicamente comprensión a la presidenta Buruaga y ésta desautorizando otro órdago de la consejera de Turismo.

Gema Igual ha pedido «comprensión y diálogo» para un asunto al parecer sustancial: que Santiago sea fiesta regional el próximo año porque Santander –entre mártires y vírgenes– tiene más fiestas que festivos y pretende que desde Castro a Reinosa le resuelvan el problema adoptando al apóstol. A quien, por cierto, han borrado de la fiesta reducida como ha quedado al genérico apelativo de Semana Grande. La alcaldesa lanzó la advertencia durante la comida en el Casino a la que invitó a los alcaldes de toda Cantabria. Pero no se piensen que la regaron con agua de borrajas. Aclaró –para neutralizar a los malpensantes– que se habló de «cosas que necesitamos los ayuntamientos» como por ejemplo –un, dos, tres… responda otra vez– la financiación local.

Mientras Buruaga recogía el guante del melodrama festivo a su vez abortaba otro intento de la consejera de sabotear los planes de turismo, contra los que parece haber desarrollado cierta aversión. Tras el ridículo de Santillana –corregido por el propio Ministerio– ahora vuelve a amenazar con intervenir el proyecto del Saja Nansa que, en su opinión, corre el riesgo de perder tres millones de euros de fondos europeos. Los alcaldes dicen que «se ha pasado de frenada» y Buruaga ha rebajado la intensidad de la tragedia: «no lo llamaría irregularidades, son cuestiones burocráticas, administrativas». Claro, que tampoco en Santander llaman playa a las «acumulaciones de arena» en Gamazo. Aunque la evidencia salta a la vista.