El autobús

Mientras los trenes siguen llegando tarde a todas las estaciones, los autobuses y taxis hacen el agosto como antídoto frente a cualquier contingencia: lo mismo nos hacen un transbordo entre estaciones de tren por las obras, que nos recogen en la puerta de los centros de salud sin médicos. En algunas ocasiones, incluso, al parecer el autobús circula sin conductor. Véase el nuevo juzgado de primera instancia que se ha puesto en marcha sin juez. Como la consulta de salud bucodental de Liencres, que tampoco tiene suministros ni para hacer empastes. En esta perpleja contemporaneidad también ha brotado un movimiento de bares sin despedidas de soltero y de barrios sin casas de apuestas. Santander parece estar 'tensionada' en ambos sustantivos: barras de bar y salones de juego. En breve se unirá otro motivo de inquietud porque se anuncia el comienzo de las obras en los Jardines de Piquío y a la vista de los precedentes, ya estamos en alerta por si se perpetra otra tragedia como la de la Plaza de Italia.

Mientras esperamos a septiembre –alivio y esperanza local– los niños cántabros al parecer van cogiendo la costumbre de nacer a la puerta de Valdecilla. Vienen preparados para el futuro: pocos médicos y puertas cerradas en los centros de salud.