En dirección contraria

Pero la celebración no terminó ahí. A continuación, remató la extravagante narrativa festiva el representante de las Casas de Cantabria, distinguidas este año como 'Merinas Mayores', si acaso se permite pluralizar el honor. Ante el micrófono –para asombro del respetable– se ahorró los habituales parabienes y reprochó a las autoridades presentes que no les hagan ni caso, que presuman de todo lo que hacen pero que «pasen completamente de nosotros». Concluyó reclamando más atención por parte de las instituciones. Casualmente, dos días después el Gobierno anunció cien mil euros para mejorar el malhumor de las Casas de Cantabria con la renovación de sus instalaciones.

En fin, que fue una jornada memorable en la que solo parecían complacidos el resto de los que pronunciaron los discursos.

En cuanto al aforo de la jornada al parecer fue superado, en entusiasmo y cantidad, por el macrobotellón de El Puntal. En mayo nos anunciaron el peligro de que el arenal se rompa en dos. «Nos espera un final muy triste si no hacemos algo», nos advirtieron. No imaginábamos entonces un escenario tan grotesco: El Puntal es el nuevo Cañadío.