Futuro

Los pronósticos oficiales son optimistas y dicen que Cantabria crecerá en población, que llegará a seiscientos mil habitantes dentro de quince años. Eso sí, gracias a las personas migrantes. Cuestión que podría contrariar notablemente al Partido Popular y a Vox que han pedido movilizar el ejército para frenar la inmigración africana. El reparto entre comunidades de los niños que llegan sin padres también les ha generado recelos y cabe recordar que el Gobierno de Buruaga en Cantabria se estrenó negándose a construir un Centro de Refugiados en Camargo, que supuso renunciar a una inversión de 30 millones, aduciendo que «España es muy grande» y que «los refugiados se pueden acoger en muchos lugares». No se percibió mucha hospitalidad en las declaraciones.

En cualquier caso, deberían ir digiriendo que la única posibilidad de subsistencia y prosperidad es importar habitantes, y que deberíamos abrir las puertas a quienes vienen a asentarse en Cantabria con el mismo entusiasmo que ahora se abren a los que vienen de paso. Esperemos que la realidad vaya disolviendo los prejuicios en todos los frentes. Porque el otro día Feijóo se ha retratado en el bosque de sequoyas de Cabezón. Allí se reunió con unos muchachos de milicias en un campamento doctrinario y les dijo que el PP está comprometido con la conservación del medio ambiente «sin posturas dogmáticas ni sectarismo ideológicos». Para esquivar eso los chavales tendrían que haber ido a otro tipo de campamento de verano, a uno científico y no patrocinado por una fundación que fue al bosque a abrazar algo más que árboles.