Independientes

Ante esta circunstancia nuestras autoridades han tomado medidas para empeorar la situación. Nos han hecho el lío con el precio de las viviendas protegidas, que ahora costarán hasta 27.000 euros más para que le resulten más atractivas a la inversión privada. Y más inaccesibles para nosotros. Aunque evidentemente esta segunda variable no parece haberse tenido en consideración. Tampoco han sido muy sensibles a las severas dificultades para poder alquilar, puesto que también se incrementan las rentas.

Así las cosas, el independentismo juvenil está cada vez peor aunque desafortunadamente no sea motivo de alarma. Pese a los datos esperanzadores conocidos estos días: el año pasado hubo 7.400 parados menos, se han creado 11.900 empleos y los hoteles han tenido más turistas pese a la competencia de los pisos turísticos.

Si hay menos desempleados y más empleos, y si el aeropuerto, el puerto, los hoteles y hasta los pisos turísticos baten récords ¿cómo explicamos que cada vez lleguen más personas a las colas del hambre? ¿o que el salario de los jóvenes cántabros sea el cuarto más bajo de toda España? ¿o que el 89% de ellos no se haya independizado de sus padres?

Alguien tendrá que despejar la incógnita o, al menos, cuestionarse si después de tanto empeño Cantabria puede mantener la esperanza apostando con tanta energía por un turismo que, por más que crece, nunca parece ser suficiente para ofrecer un futuro laboral y económico a los jóvenes más allá de la barra de un bar.