Sube la marea

La bahía ha perdido la batalla. Pero es que también se va a intervenir en la segunda playa del Sardinero. Al parecer hay que «estabilizarla» a consecuencia de los perjudiciales efectos de los rellenos para ensanchar la avenida que hicieron hace años.

Podría haberse optado por recular, pero dónde se ha visto que las autoridades den marcha atrás y retranqueen los espacios ganados al mar. La consigna siempre es seguir avanzando. En paralelo, para rematar la semana los tribunales han autorizado más rellenos en las marismas de Raos para que el Puerto almacene más coches. La bahía se sigue llevando la peor parte, cuando parecía haber cierto consenso para renunciar a estas prácticas.

En tierra firme tampoco hay alegrías. Nos inunda la OLA, un tsunami recaudador que se extiende hasta por el Sardinero. Con inexplicable euforia municipal se nos comunica que en verano habrá que pagar por ir a la playa en coche. Ya intentaron hacer de pago el aparcamiento del Racing con fondos europeos y posiblemente perseveren hasta conseguirlo.

De momento han diseñado un sudoku cromático, no apto para daltónicos, que desafía el sentido común y a la simplificación administrativa que tanto predica el propio Partido Popular. Hay zonas rojas, naranjas, azules, blancas y dos más tutti frutti: roja-naranja y azul-naranja con diferentes tiempos y normas de aparcamiento. Quizá impartan cursillos de formación para enseñarnos a descifrarlo.

En todo caso, si nos lo llegan a anunciar el 28 de diciembre lo hubiésemos celebrado jubilosamente pensado que era cosa de los santos inocentes. Por si acaso, los niños que han nacido este año vienen con un cheque municipal bajo el brazo de 200 euros que sus padres se van a fundir en hacer la OLA a la alcaldesa.