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Franco acabó a un tiempo con el republicanismo y con el monarquismo como sentimientos oscilatorios del español contemporáneo. Fue en realidad un régimen postrepublicano (el 'Estado Nacional' que ocupó el lugar de la república en 1939) y premonárquico (el 'Reino' que tenía desde 1947 ... a un militar plebeyo como Jefe de Estado vitalicio). Mezcla de ambas cosas, acostumbró a los españoles a vivir sin rey durante dos generaciones, lo que no había sucedido desde la conquista de Cantabria por Augusto.
El propio dictador contribuyó a desvirtuar la monarquía. Por ejemplo, con su desdén por Alfonso XIII y su dinástico sucesor Juan (de cuyos no retornos a Santander tanto hemos tardado en recobrarnos, si lo hemos hecho). Pero también al apropiarse de simbología regia. Su estandarte personal resucitaba la Banda Real de Castilla, con dos dragantes (cabezas de dragón) unidos por banda dorada oblicua (que evoca la lanza de San Jorge) sobre un campo rojo escarlata; además de rematar las columnas de Hércules con sendas coronas imperial y real. Un marqués heraldista asegura que los dragantes, introducidos por Alfonso XI, blasonan 106 linajes de Cantabria: desde Adame y Agüera hasta Zieza y Zilla.
Hace un siglo, muchas fuerzas liberales u obreras que, en vista del follón de la Primera República, no querían hacer 'casus belli' de la forma de Estado, se declaraban 'accidentalistas'. Importaban las libertades y el gobierno efectivo; la manera de cubrir la jefatura del Estado resultaba secundaria. El franquismo volvió accidentalistas a casi todos los españoles. La legitimidad social de la corona se vincularía al ejercicio práctico. La ventaja es que así se suple la perdida lealtad histórico-sentimental; la desventaja, que cualquier trapisonda de un rey amenaza la estructura constitucional.
Uno queda atónito al leer en prensa seria que más de 60 millones de euros, de los que eran beneficiarios en una cuenta en Suiza el entonces rey Juan Carlos y sus descendientes, fueron traspasados en 2012 por el monarca a una cuenta en Bahamas de su amiga alemana. ¿Quitó a su familia tan caudalosos caudales para dárselos a esta señora? Una historia inverosímil, en mi pueblo. Ante las presiones posteriores a Santa Rita, sus abogados londinenses enviaron una carta al jefe del Estado español en marzo de 2019, Felipe, notificándole que había sido beneficiario de una cuenta en Suiza y pidiendo menos tósigo para su patrocinada. Qué no habrá sucedido en esos siete años, incluyendo la precipitada renuncia de junio de 2014, que obligó al gallego Rajoy y al cántabro Rubalcaba a tramitar en 17 días una ley orgánica de abdicación.
Hasta aquí, prensa del corazón o casi. Pero, ¿y el origen de la fortuna? Según la investigación trascendida, la fundación pantalla del Rey había recibido, en 2008, 100 millones de dólares del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí. Nuestro entonces jefe del Estado presuntamente se creó una enormísima obligación personal y política (le podían en lo sucesivo amenazar con desvelar el 'donativo') con un gobierno foráneo. Además, el capital quedaba fuera del radar de Hacienda. ¿Podríamos confiar en un presidente del Gobierno que hubiera recibido de un país extranjero un fortunón en una cuenta suiza? Pues lo mismo respecto del jefe del Estado. En Alemania sustituyeron en 2012 al presidente de la República, Christian Wulff, por haber aceptado préstamos privados ventajosos, y eso que más tarde un tribunal lo absolvió.
La cuestión no es tanto jurídica (puede que la inviolabilidad del monarca lo proteja ante cualquier crimen por su parte, aunque, ¿de verdad podría haber envenenado al mayordomo impunemente?) como política: mientras el Rey creaba un gran patrimonio exterior con donaciones del Oriente Prójimo, en España miles de vidas eran destrozadas por la recesión y por unas políticas europeas restrictivas. Fea imagen.
Todo tiene pinta de verosimilitud precisamente por la grave decisión anunciada por el rey Felipe este 15 de marzo, al inicio del estado de alarma, en un comunicado de la Casa Real. El monarca nos informó de que un año antes había pasado a su padre y «a las autoridades competentes» el mensaje de los abogados de Corinna Larsen, y de que había renunciado entonces ante notario a cualquier herencia o activo que le pudiera corresponder. Además, retira ahora a su padre la asignación anual (194.000 euros). Y se afirma que Juan Carlos garantiza que Felipe nada sabía de cuentas helvéticas. Eso nos obligaría a creer que en siete años de pulso por el tesoro árabe ni Moncloa ni Zarzuela se enteraron de nada. Si hemos de comulgar con ruedas de molino, deberán ser de diámetro considerablemente menor.
Sólo al desvelarse la investigación nuestro actual jefe del Estado emitió dicho comunicado. Esto suscita dos consideraciones. Primera, que las «autoridades competentes» a quienes trasladó la carta de los abogados de Larsen en marzo de 2019 ¿no hicieron nada? El Gobierno Sánchez debe dar explicaciones, pues no creo que Zarzuela remitiera la carta a un ordenanza del Ministerio de Justicia (departamento entonces dirigido por Dolores Delgado, hoy Fiscal General del Estado; ¿se investigará a sí misma?). Era obligación gubernativa proteger el Estado frente al demérito del emérito, y lo de Larsen lo sabían hasta los elefantes de Botsuana.
Segunda observación: nuestro Rey no tomó durante un año ninguna medida contra su padre, hasta que la prensa publicó hace cuatro meses la historia. Se puede entender la demora: es tu padre; desde 2012 el dinero lo tiene Larsen; tú ya has avisado al Gobierno; y, con el lío de la 'república' catalana y la convocatoria electoral anticipada, sólo faltaba semejante chupinazo para convertirla en un referéndum monarquía/república. Otro curso de acción hubiese sido: «Mi padre ha hecho muchísimo por España, aunque en la vejez parece metido en asuntos que acabo de conocer y no comparto. He recibido una carta extraña sobre temas financieros, se la he comunicado al presidente del Gobierno y declaro solemnemente que ni lo conocía, ni quiero un céntimo, ni se debe dudar de mi integridad al servicio de los españoles».
Si el Rey hubiera dicho esto en 2019, se habría ganado para su estandarte personal la Banda de Castilla, alanceando dos dragantes que siempre pueden devorar a una dinastía: Alcoba y Cofre. Hay en los españoles un algo que las repúblicas no arreglan sino agravan. Pero, ¿lo resuelven mejor las monarquías o estamos condenados al empate perpetuo a desilusiones? La Constitución queda en manos de San Jorge, patrón de Cataluña. En Las Fraguas hay un magnífico templo neoclásico dedicado al santo: se esperan peregrinaciones al lugar para que emprenda pronto una Operación Dragón. Pues en España el único método efectivo, científicamente contrastado, es el milagro.
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