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El pasado tres de marzo, cuatro directivos de grandes empresas y asociaciones profesionales analizaron, desde diferentes perspectivas, el presente y futuro de Cantabria con la ... economía como elemento central. El debate, en el Ateneo de Santander, pivotó sobre un documento de singular importancia que ha tenido poco eco y que únicamente El Diario Montañés ha difundido: «45 años de evolución económica, social y empresarial de las comunidades autónomas en España». Es un estudio, exhaustivo, realizado por las Cámaras de Comercio de España, sobre los cambios profundos que han modificado la situación de los españoles, de forma desigual, en los diferentes territorios.
Ese informe nos coloca a los cántabros frente a una realidad inapelable: la comunidad ha perdido impulso en ese casi medio siglo y ha retrocedido en la mayor parte de los indicadores respecto a la media nacional. Considero necesario que el informe de las cámaras de comercio sea estudiado y debatido en el Parlamento de Cantabria y no para lamentarnos de las causas que han provocado esta decadencia, sino para analizar las fortalezas y las oportunidades de recuperar las cuotas de población, empleo, renta, etc. de décadas pasadas.
Una primera oportunidad, entre otras muchas, que nos presenta el informe, es el hecho de que Cantabria sea la segunda comunidad –tras Baleares– con mayor presión fiscal de toda España. Parece evidente que políticas fiscales como las empleadas en Madrid –en la dirección de reducir impuestos– sirven para atraer inversiones y de esa manera generar empleo y riqueza. Claro que esa medida conllevaría una cierta austeridad en el gasto, en partidas que pueden reducirse sin que se toquen los pilares del estado de bien estar. Cantabria necesita, para recuperar impulso y capacidad de desarrollo, que lleguen inversiones industriales y una forma de atraer nuevas empresas es ofrecer un marco fiscal favorable. La estrategia ha funcionado en el País Vasco y Navarra por su ventaja foral y también en Madrid con una oferta impositiva muy atractiva. Cantabria puede eludir la carga de ser la segunda región con mayor presión fiscal para situarse entre las que mejores condiciones oferten. Tomar ese camino es posible y está en nuestras manos. Nada impide una estrategia en esa dirección, basta con que los representantes de los ciudadanos adopten modificaciones legislativas en el parlamento regional. Otro obstáculo para un crecimiento del PIB que apareció en el coloquio fue el de la lentitud de las tramitaciones administrativas. En ese campo también es posible actuar. Por un lado, agilizando trámites que ahora demoran la realización de proyectos y por otro permitiendo que se inicie la actividad comercial o industrial, aunque el proceso burocrático no esté finalizado, con un documento en el que la empresa garantice que ha cumplido con los requisitos legales, un marco de administración responsable.
Nuestra comunidad presenta diversos atractivos que pueden servir para relanzar el desarrollo: excelente calidad de vida, entorno natural de gran belleza, clima agradable…, lo que es un instrumento adecuado para atraer empresas y profesionales dinámicos. Esa oportunidad puede reforzarse con unas comunicaciones mejores. Ahora mismo, con la pandemia, es imposible viajar a Madrid en el día y aprovechar la jornada de trabajo. Llevamos meses con un solo vuelo diario a la capital, lo que impide aprovechar mínimamente la jornada de trabajo. Durante años se ha subvencionado, con millones de euros, a compañías aéreas para fomentar vuelos que trajeran turismo y en el presente nada se hace para lograr un acuerdo con Iberia/Air Nostrum para disponer de un vuelo por la mañana y otro a última hora de la tarde, que facilite desarrollar una jornada de trabajo en Madrid.
Quienes conocen los mecanismos que mueven las empresas indican que otra faceta negativa de nuestra autonomía es que proyecta una imagen rural, anticuada y alejada del desarrollo, una comunidad poco receptiva a las innovaciones y apegada a un conservacionismo a ultranza de la geografía y la naturaleza. En la mesa redonda se puso como ejemplo a Málaga, que proyecta una imagen de modernidad, y se evidenció la dificultad de algunas empresas en destinar a sus ejecutivos a Cantabria, porque consideran que es poco atractiva. Un ejemplo: en la lista de los cien mejores colegios de España no aparece ninguno en Cantabria. Existe un cierto consenso en afirmar que ese informe es un excelente diagnóstico, una hoja de ruta de las políticas que es preciso modificar. Sólo resta que se inicie un debate y que los dirigentes de Cantabria adopten medidas para revertir el largo y penoso proceso de deterioro económico y social que sufre la región. Las oportunidades están en nuestras propias manos.
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