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Hay sobre todo», decía en 1931 José Ortega y Gasset a sus colegas diputados desde la tribuna de las Cortes republicanas, «tres cosas que no podemos venir a hacer aquí: ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí». El motivo de esta ... admonición, frecuentemente citada en nuestra prensa desde entonces, era el tono con que muchos oradores del naciente régimen se expresaban en el hemiciclo, y que el filósofo clasificaba así en dislates, florituras y acometidas. En semejante descripción podría ya presumirse la dificultad de la época para gestionar demagogias, vanidades y resentimientos. El propio Ortega habría caído en ocasiones en la tentación de tenor, si hay que hacer caso de algunos comentarios de Josep Pla, cronista en aquel parlamento para La Veu.

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