Ni orgullo ni prejuicio
EL SOPORTAL ·
Hoy el blasón del 'Arco Iris' espolea y desconcierta a niños y adolescentes desde la más tierna infanciaSecciones
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EL SOPORTAL ·
Hoy el blasón del 'Arco Iris' espolea y desconcierta a niños y adolescentes desde la más tierna infanciaCiertamente nos preocupa que el Palacio municipal esté cayéndose a pedazos, pero no podía faltar que una bandera multicolor presidiera días pasados la balconada del bulevar. ¿Por qué vamos a ser menos que otros? Hoy el blasón del 'Arco Iris' espolea y desconcierta a niños ... y adolescentes desde la más tierna infancia. Entre las décadas de los años 60-90, desde los servicios de Sanidad Municipal desarrollamos en la Casa de Cultura, centros cívicos, escuelas e institutos, cursos y charlas sobre educación sexual tanto para escolares como adultos. La ciencia hizo posible superar paulatinamente ese halo misterioso lleno de mitos y creencias populares de un tema tabú para la infinitud de generaciones que nos han precedido.
El sexo marca y define la continuidad de la vida. ¿Estaremos descubriendo todavía algo tan serio y a la vez tan placentero? Pero preparémonos a lo de hoy en las calles de Madrid. Ya ven, empezamos con una banderita y acabamos despendolados y despelotados luciendo «atributos y atributas». No es el sexo el único determinante de la conducta de los seres humanos, ni como argumentaba el pansexualismo freudiano hasta de su modo de enfermar. Las cosas en su punto: en la escala evolutiva de la reproducción de las especies desde los comienzos de la vida por replicación de moléculas, pasando por la simple partición de seres unicelulares como las amebas, la autofecundación de vegetales y de primitivos crustáceos, alcanzar la diferenciación cromosómica en machos y hembras constituye la meta lograda en los mamíferos superiores. Y ahí, entre otros, estamos los homínidos y en concreto el 'homo sapiens'.
En ese largo caminar, entre aciertos y desviaciones, un 90-95% es heterosexual, el resto homosexual o indiferenciado. ¿Presumiremos de esos porcentajes? ¿Banderas para todos? Hablemos de sexo y parafraseo la famosa novela de Jane Austen: «Ni orgullo ni prejuicio». Ni lo uno ni lo otro. Nuestro mayor orgullo: ser hijos de nuestros padres.
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