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No es justo que la cumbre de la OTAN tenga lugar en Madrid. De haber sido yo presidente del Gobierno, la hubiera hecho en Teruel. O en Soria. O en Albacete. O en Lleida. O en Cuenca. Claro que en esas ciudades no hay ... hoteles de súper lujo como en Madrid. No sé qué tiene que ver la seguridad con el lujo, pero parece que mucho. ¿Quién paga los hoteles donde se va a alojar este cónclave infinito de funcionarios de gastos pagados? Lo pagas tú, con tu IRPF. Y no viene Zelenski. Sí vienen los Rolling Stones de la política, a saber: Boris Johnson, Macron y el alemán, que no sé cómo se llama. Boris es como Keith Richards y Jagger es Macron, el otro es el alemán, uno que sonríe mucho. Viene el boss también, es decir, Joe Biden, o sea, Bruce Springsteen. Pero no viene Zelenski. ¿Quién sería Zelenski? Zelenski sería Bob Dylan, o Madonna. Tal vez Madonna era Angela Merkel.
La OTAN tiene algo de Eurovisión. El éxito y la satisfacción de que el cónclave de la OTAN se celebre en Madrid me recuerda al primer puesto que tuvo Massiel con el 'La La La'. Creo que vienen cinco mil personas. Pedro Sánchez hará de Julio Iglesias. A Pedro Sánchez no le invitan nunca al G7, y eso se nota mucho. No estar en el G7 es no ser famoso. Zelenski no está en el G7 pero es más famoso que el jefe de los alemanes y el de los canadienses. El presidente de Canadá me cae bien, es como Leonard Cohen. Y los de Podemos son como los Sex Pistols o el Ramoncín de los años de la Transición. Los medios de comunicación insisten en que nos tomemos muy en serio esta cumbre madrileña de la OTAN, pero todos sabemos que el mundo ahora está muy raro, y que la OTAN ya no es lo que era, como Eurovision, que tampoco es lo que era. Estamos en otro momento de la historia. Un momento que lo cruje todo. Ahora los países hacen cuentas. Lo primero que se preguntan es «¿esto cuánto cuesta?». De hecho, el primer país que dijo que no estaba dispuesto a seguir financiando la OTAN fue nada menos que Estados Unidos, que ya no suelta un dólar si no ve claro que el de al lado suelte un euro.
La fama entre los políticos es la misma que entre las estrellas de rock and roll. Y el problema es ese, que Putin jamás será Elvis Presley. ¿Qué hacemos con Putin?, se preguntan los Rolling Stones y Bruce Springsteen. Vayamos a Madrid, a ver qué nos cuenta Julio Iglesias, que además nos paga la paella, el marisco, las copas y la suite de tres mil euros la noche y es muy simpático este chaval.
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