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Oyambre: la historia interminable

Este verano ha vuelto a padecer aparcamientos caóticos, botellones, depósitos de basuras y vertidos de toda clase y la invasión de surfistas

Martes, 24 de agosto 2021, 07:19

«Dejar hacer, dejar pasar» es uno de esos libérrimos eslóganes que siguen causando estragos desde que en el siglo XVIII inspiró aquel capitalismo salvaje con el que algunos pretendieron superar al Antiguo Régimen mediante la supresión sin límites de unos vínculos -más o menos ... pactados, más o menos racionales ante la nueva oportunidad de progreso histórico que se abría- que podrían haber mejorado, sin duda, las relaciones entre las personas y entre las comunidades humanas y el medio ambiente. Pues bien, esos objetivos de la desregulación generalizada utilizan el Parque Natural de Oyambre como nuevo campo de experimentación donde intensificar el desprecio a cualquier intento de ordenar esas relaciones imprescindibles para la concordia social y ambiental que, en teoría -tan en teoría como negadas en la práctica durante varias décadas- habían empezado a establecerse desde que se creara el espacio protegido en 1989 y, supuestamente, se profundizara en su normativa a lo largo de estos últimos treinta años.

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