La encrucijada del siglo XXI

El Solipsismo Imperial, impulsado por el repliegue estadounidense bajo el estandarte de America First, amenaza con fragmentar la globalización. Si EE.UU. cierra sus fronteras económicas, sus antiguos aliados –Europa, Japón y Rusia– se verán obligados a reforzar su autonomía, mientras China enfrenta una crisis manufacturera por la asfixia arancelaria. Sin embargo, la globalización, resistente a muros y aranceles, buscará nuevos cauces, fortaleciendo lazos entre Europa, Mercosur, India y los Brics, quienes podrían erigirse como el nuevo eje comercial.

El Nuevo Gran Pacto presenta una alternativa más estable: EE.UU., Rusia y China, conscientes de que la anarquía perjudica incluso a los imperios, delimitan sus esferas de influencia. Esta paz pragmática abre la puerta a un comercio más fluido, donde Europa, sin un amo claro, se mueve con astucia en la diplomacia económica.

Pero si el liderazgo global se diluye, nos aguarda la Anarquía del Mundo sin Líderes: un escenario de crisis recurrentes, conflictos regionales y mercados erráticos. Europa, sin el amparo de EE.UU., se verá forzada a aumentar su capacidad defensiva y redefinir su papel en un sistema sin árbitros.

La Historia premia a quienes, con sabiduría y adaptabilidad, transforman la competencia en estabilidad y construyen alianzas capaces de preservar el frágil equilibrio mundial.

Entre el aislamiento, el pacto entre potencias o el desgobierno absoluto, el futuro depende de la capacidad de adaptación y cooperación. Solo el equilibrio inteligente evitará el derrumbe del orden mundial.