G-10 y Guerra Fría

Una de las ausencias notables es la de China, actor clave en el escenario mundial. Rusia, con su participación activa en el BRICS, está expandiendo constantemente su influencia en el panorama económico y político. Esta ausencia de China subraya la polarización en las relaciones internacionales y la rivalidad entre las potencias occidentales y el bloque BRICS. El telón de fondo de la cumbre es una creciente guerra fría entre Estados Unidos y China. Las tensiones comerciales, tecnológicas y militares entre las dos potencias amenazan con desencadenar conflictos más graves.

Uno de los puntos de conflicto es Taiwán, con Estados Unidos respaldando firmemente a la isla frente a las reclamaciones de soberanía de China. Esta situación podría llevar a un conflicto que tendría repercusiones globales.

Además de estas cuestiones geoestratégicas, la cumbre del G-20 también debería abordar problemas apremiantes tales como la pobreza, el endeudamiento global y el cambio climático. Sin embargo, es probable que todos estos asuntos queden relegados a un segundo plano dada la urgencia de abordar las tensiones entre las principales potencias. Las tensiones entre Estados Unidos y China, dominan el escenario, eclipsando otros temas importantes.

Pese a esto, la comunidad global espera que los líderes mundiales puedan encontrar soluciones diplomáticas para evitar un conflicto más amplio y abordar de manera efectiva los desafíos económicos y ambientales que enfrentamos.