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Opinión

Primeros golpes

Poco se ha hablado del carácter violentísimo y titánico de la infancia

Miércoles, 23 de octubre 2024, 07:15

La niña (o el niño) amenaza con erguirse y sus padres temen la libertad del primer movimiento, de la emoción descontrolada de la independencia. Harta del avance a gatas, la criatura se atreve a imitar a sus mayores y a los otros niños que corretean ... a su alrededor. Para estrenarse en la aventura, se agarra a los muebles que tiene a mano y a los andadores (benditos sean) y clava firmemente en el suelo las plantas de los pies. Poco a poco, va queriendo y pidiendo autonomía, soltarse y llevar sus cosas de aquí para allá. Poco se ha hablado del carácter violentísimo y titánico de la infancia. La naturaleza aprovecha la falta de criterio y somete al bebé a todo tipo de molestias para que la vida se asiente: los dientes que rompen las encías todavía tiernas, los temibles cólicos del lactante, los resfriados, el llanto como única vía de comunicación.

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