La Cantabria que queremos

En cada ciudad, en cada pueblo que hemos visitado, desde Tresviso hasta la Bahía de Santander, hemos sido testigos de que Cantabria vive una realidad difícil en estos momentos. Una realidad que hemos conocido de la mano de la ciudadanía, a la que el PP le da la espalda por desinterés, por falta de acción de su gobierno o por el temor de no seguir las indicaciones que llegan desde Génova 13.

Una ciudadanía, la de Cantabria, que debe tener respuestas a sus demandas y soluciones a sus problemas. Me pregunto cómo Buruaga puede gobernar una comunidad autónoma como Cantabria si su gestión se basa en ejecutar constantemente las órdenes de Feijóo y defender un modelo, que para nada es el nuestro, como el de Ayuso en Madrid o el de Moreno Bonilla en Andalucía que perjudican la vida de los cántabros.

Su modelo de «la mayor bajada de impuestos de la historia», que Buruaga ha mirado de reojo y ha copiado con descaro de la Comunidad de Madrid, ha generado ya perjuicios en Cantabria. Nos afecta de forma negativa. No solo porque su reforma fiscal mengua la capacidad de nuestros servicios públicos, lo hemos visto en el informe de la AIREF, que viene a decir que Cantabria está en riesgo por las políticas liberales del PP que decide no ingresar más para invertir más en sanidad, en educación o en dependencia, sino porque es una propuesta ideológica que beneficia a los que más tienen o a los que cuentan con mayor patrimonio en detrimento de los intereses del resto de cántabros.

Un escenario oscuro para Cantabria. Lo vemos a lo largo del último año: el índice de producción industrial cae; la economía no termina de arrancar y por lo tanto no crece, algo que nos preocupa a la ciudadanía y también a la patronal y además, porque lo vemos con datos que son medibles, mientras España crea empleo y llega a techos históricos en creación de puestos de trabajo con más de 21,38 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social, la EPA indica que donde más crece la tasa de desempleo es en Cantabria.

Mientras, vemos a Buruaga como una presidenta desdibujada en las instituciones y esto es malo para Cantabria.

Un PP el de Buruaga que no piensa en la mayoría social y ni en los intereses de los cántabros cuando en Madrid vota en contra de que Cantabria reciba 93 millones de euros de más financiación para los próximos años. Una decisión irresponsable, con la que se dejará de financiar la sanidad pública, la educación pública, el sistema de dependencia o políticas tan necesarias como las de vivienda.

Y es que mientras la única misión de la presidenta es desgastar al gobierno de Pedro Sánchez, el precio de la vivienda en Cantabria se ha disparado y se ha roto el techo de precio de la vivienda de alquiler porque el gobierno de Buruaga prefiere mirar para otro lado, no cumplir con la Ley de Vivienda del Estado y no es firme en la regulación de las viviendas de uso turístico. Su decreto para regular las viviendas de uso turístico no tiene ambición, no lucha contra la especulación ni el alza de los precios y no desarrolla la figura de la inspección.

Los cántabros necesitan explicaciones, respuestas, no vale escudarse siempre en la confrontación permanente con el Gobierno de España. Buruaga tiene que explicar por qué este verano nuestra sanidad pública está desbordada; por qué su gobierno ha decidido cerrar los consultorios y desatender a los vecinos y vecinas de los medios rurales o por qué vemos cómo en vez de médicos mandan taxistas o toreros. Esto es intolerable, el PP no puede generar cántabros de primera y de segunda ni siempre perjudicar al entorno rural y a quienes más necesitan de los servicios públicos para salir adelante.

Los socialistas vamos a encender Cantabria, desenmascarando las mentiras de la derecha, del PP y de Buruaga con la ciudadanía y luchando por la Cantabria que queremos. Una Cantabria igual para todos.