Pactar se llama el juego

Los resultados de las elecciones municipales y regionales conducen de cabeza a la segunda fase de la consulta realizada a los cántabros: pactar para formar equipos de gobierno tanto en el ejecutivo regional como en los diferentes ayuntamientos. La primera incógnita por resolver es el modelo a elegir: Bien acuerdos por separado para gobierno en cada municipio, bien una alianza global en la que se jueguen, de forma simultánea, los equipos de gobierno en diferentes municipios y en el ejecutivo regional. El PRC, gran triunfador de la jornada del 26 de mayo, se ha mostrado siempre partidario de que no exista un marco global, sino que cada ayuntamiento busque la fórmula más adecuada y que lo que decida para formar gobierno no se conecte con otros lugares.

Si se mantiene ese criterio, ciudadanos, que tiene la llave del ayuntamiento de Santander y del Gobierno de Cantabria, será el eje de todas componendas, porque en sus manos está otorgar la alcaldía de la capital al PP o apoya la coalición PRC/PSOE. En la letra pequeña de los acuerdos postelectorales se juega mucho poder. En lo que se ha llamado, con intención de menosprecio, el cambio de cromos el PRC tiene en sus manos las mejores cartas. Puede cerrar un gobierno cómodo con ciudadanos, al sumar entre ambos los 18 diputados, y forzar un tripartido en Santander (PSOE, PRC y Cs) para dejar completamente fuera de juego al PP. También formar gobierno, con una mayoría más que holgada, para mantener el actual pacto PRC-PSOE y dejar Santander en manos de un PP debilitado y con la carga de tener que pactar y compartir poder con Ciudadanos y Vox. La lógica sugiere que el PRC acordará un gobierno regional fuerte con el PSOE y lograr la alcaldía de Torrelavega, además de apoyos socialistas en otros municipios para reforzar su poder municipal.