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Ya resultaba algo molesto verlo por ahí, en carteles; pero, ahora que ha llegado a la radio, lo de la nueva campaña municipal -sí, sí, ... esa de «Si tú la cagas, otros la pagan»- es verdaderamente alucinante. O sea, para mear y no echar gota, por decirlo «en un lenguaje de plena actualidad», como afirma la nota de prensa del Ayuntamiento de Santander.
Resulta que ese mismo Santander de los festivales de música, de la bahía más bonita del mundo, que ha hecho bandera de los jerséis a los hombros y el pelo ensortijado con gomina, la cuna de los STV's y la capital de Cantabria Infinita; esa ciudad que se mira a sí misma encantada de conocerse, para hablar con sus ciudadanos se apea de su elegancia tradicional y rebaja el nivel del discurso hasta llegar a las mismísimas cloacas.
¿Pero qué es esto de «Si tú la cagas»? Cierto que aquello de tener que usar 'Excelentísimo' para dirigirse al Ayuntamiento está más que trasnochado, que las costumbres se han relajado y que no hace falta que nos asfixiemos con corbatas y corsés, pero qué triste resulta ver a toda una Administración pública degradando su lenguaje hasta la escatología.
¿Acaso no había otra manera de decirlo? Realmente, en la casona deben de estar convencidos de que sus vecinos son básicos, muy básicos. Claro que es horrible que algunos no limpien los que manchan sus perros, por supuesto. Y que no vamos a ser tan cursis de no llamar a las cosas por su nombre. Pero tampoco era necesario quitar todos los filtros y plantear el mensaje en el código universal del 'caca-culo-pedo-pis'. Que sí, que lo entendemos todos. Pero a ver qué cara se le queda a la concejala cuando alguien le diga: «¡menuda cagada!». La duda es quién pagará esta.
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