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No fueron mis primeros pasos, pero acaso mis primeras y torpes carreras infantiles, incluso antes de perseguir a un balón, surgieron en ese ingenuo anhelo de atraparlas por los jardines de Pereda. Qué sensación la de contemplar la cercanía de las palomas, tenerlas ... al alcance de la mano y luego verlas desaparecer volando.

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