Secciones
Servicios
Destacamos
Una transición acelerada de la vida presencial a la vida virtual. Es posible que esa sea (pérdidas personales al margen) la gran huella que deje en esta sociedad nuestra la pandemia. Todo estaba ahí antes del coronavirus pero, covid mediante, los cambios se están institucionalizando, ... legislando y solidificando a una velocidad abrumadora. Se impone la distancia, la existencia en streaming, la vida a través de la pantalla. Digo que se impone porque comienza, en ocasiones, a ser eso: una imposición. Hoy es difícil vivir sin lo telemático.
Eficiencia, comodidad, ahorro energético, salud... son algunos de los argumentos a favor de la vida virtual frente a la presencial. Trabaje desde casa, relaciónese desde casa, compre desde casa, tenga una consulta virtual con el médico en casa, edúquese desde casa. Hay cada vez menos espacio para la vida presencial y analógica. Vivir sin conexión a internet, sin teléfono móvil, sin ordenador y sin correo electrónico es algo que te expulsa de la sociedad. Que te arrincona al menos. Un poco lo que Matrix, que se estrenó en 1999, vaticinaba.
En 1999 no había apenas internet en los hogares, tampoco en la mayor parte de los trabajos. El teléfono móvil no estaba en nuestras vidas cotidianas todavía y el mundo virtual de las pantallas no existía ni siquiera en nuestra imaginación. La vida a la que vamos, un poco en la que estamos, recuerda también a lo que vaticinaba la maravillosa WALL-E, estrenada en 2008, justo cuando salieron al mercado los primeros teléfonos inteligentes con pantalla táctil, justo cuando comenzaban a expandirse las primeras redes sociales. Matrix y WALL-E hablaban, en esencia, de la misma cosa: de seres humanos narcotizados viviendo experiencias virtuales, inmersos en ellas, y, debido a ello, desconectados entre sí y «arrancados» del mundo de las cosas reales, del mundo de los cuerpos, del mundo de la carne, del mundo de la naturaleza, del mundo de la intimidad.
¿Qué podemos hacer? Quizás solo esté en nuestra mano atarnos bien al mástil y, ante los seductores cantos de sirena, recordarnos una vez y otra que la vida se enciende cuando las pantallas se apagan.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.