Un pañuelo de hierbas

La madre, Catalina del Río, no aparece en ningún otro documento. Ergo: se desconoce su origen, lugar y fecha de nacimiento, nombre de los padres y abuelos, edad, dónde fue bautizada, si era alta o baja, flaca o ancha, morena o rubia. Lo más que se sabe es que alumbró a Juan de Santander. Lo que no es poco.

El padre, Gonzalo de Bo, harina es de otro costal. Hasta cuatro documentos contemporáneos, obrantes en PARES, refieren la existencia de un tal Gonzalo de Bo. Quien, por pura cronología, bien pudiera ser el padre de Juan de Santander. Lo que desde hace tiempo vengo apuntando como probabilidad no descartable. En «Corpus documental de Gonzalo Bo, vecino de Escalante», los recojo por sus fechas: 15.V.1501; 2.VIII.1510; 12.VIII.1510 y 17.X.1510. Todas ellas previas al enrolamiento y embarque en la Expedición a la Especiería (1519-1522) de Juan de Santander.

Hechos son hechos. Y ante éstos, no cabe imitar al avestruz: escondiendo la cabeza en la arena. Hasta donde sea factible, dichos datos exigen ser estudiados. Dado que Juan de Santander, natural de Cueto, declara que su padre es Gonzalo de Bo, vecino de Santander (en el momento del embarque), queda por despejar la duda de si es, o no, el homiciano y pendenciero que aparece en cuatro documentos, en calidad de vecino de Escalante, en las inmediatas fechas previas en que se le juzga. Escalante, Santander y Cueto forman una breve línea recta en la cartografía local. Son un pañuelo de hierbas.