Secciones
Servicios
Destacamos
«Papá, ven en tren», le dijimos cuando el confinamiento, todos apoyando a la abuela, y papá hizo caso y vino de Vegadeo a Santander, cuando ya se había muerto.
Lamentando lo sucedido, papá quiso sacar lo más positivo del asunto, y visto lo visto, ... vio lo baratas que podían salirle en ese tren unas pequeñas vacaciones, para toda la familia, y guardado el luto nos propuso sacar para él y todos nosotros los billetes de ida y vuelta de Santander a Vegadeo, vendiéndonos el viaje como si del Costa Verde Express se tratase.
Ya nos imaginábamos todos en las evocadoras y confortables cabinas revestidas de madera contemplando el paisaje a través de los grandes ventanales, cuando al llegar a la estación nos dimos cuenta de que en nada se parecía a lo imaginado, visto lo poco que costaban los billetes, pese a la larga duración del trayecto.
–Hora es de que nos aprendamos los nombres de los pueblos de Asturias, y aunque no sean todos, al menos los más importantes –dijo papá–; pero ninguno mostramos gran entusiasmo al comprobar que en la estación no había nadie más que el personal indispensable.
–¡Fenomenal! Solos podremos campar por los vagones a nuestro aire –comentó papá, y cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos, colocando tranquilamente nuestros equipajes, y comprobando cuáles eran los asientos más confortables.
–Tenemos que estar atentos, porque hemos de hacer un transbordo en Llanes –nos advirtió papá, ante el malestar nuestro, por tener que cargar de nuevo con las maletas–.
Después de 31 estaciones, papá nos volvió a advertir de un nuevo transbordo en El Berrón, comentándonos lo bien que nos lo íbamos a pasar en Gijón, ya que el tren hasta Vegadeo no saldría hasta el día siguiente.
La tarde y la noche en Gijón fueron apasionantes, hasta que papá nos despertó a todos, y llegando por los pelos a la estación, volvimos a colocar los equipajes, y cuando estábamos cantando cada una de las 26 paradas: Avilés, Candás, Luanco, Laminación…, papá nos avisó de un nuevo transbordo en Pravia, avanzándonos que ya solo quedaban tres horas veinte minutos, para llegar a nuestro destino: veinte esperando al tren y el resto haciendo el último trayecto.
–¿Y a esto, papá, lo llamas tú vacaciones?
Y papá, guardando silencio, nos confesó hablando muy bajito:
–No os quejéis, que llevamos toda la familia más de veinticuatro horas viajando, y nadie nos ha parado a pedirnos la justificación para poder saltarnos el cierre perimetral, porque no lo tenemos. Y cuando ya estábamos soñando con pasar unos días en Vegadeo, nos detuvieron, y se acabó nuestro viaje. ¡Vaya viaje!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.