El pariente de Pisano

1,1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89

Que se sepa, uno de los pocos humanos que llegaron al difícilmente alcanzable siguiente punto de la escala divina fue Matusalén. Quien sobrepasó el número áureo de los 144 años en pie y murió a puntito de alcanzar el de los 987 años de edad, según la Biblia. Y está por ver que nuestra destructora civilización, enemiga de sí misma, llegue al año 2584; que marcará en el calendario en vigor el próximo número áureo.

De Fibonacci, también conocido como Leonardo Pisano, Leonardo de Pisa o Leonardo Bigollo, matemático italiano nacido en 1170 y fallecido en 1240, peroré apasionadamente en la barra del Suizo con el pintor torrelaveguense Eduardo Pisano, allá por los años setenta del siglo pasado. Quien inmediatamente, entre cigarrillo y trago pasó a llamarle 'El Pariente'. Tan amigable tertulia acabó con la entrega por mi parte de una regleta transparente con la proporción áurea o divina. Regleta que, años más tarde, el bohemio pintor me confesó que había tirado a una papelera en el metro de París para no volverse loco.

Eduardo ni sabía de Leonardo ni quería. Pese a compartir con éste el apellido toponímico Pisano (natural de Pisa). La proporción áurea le traía al pairo. Para el de Torrelavega no había más regla que la del impulso creativo. Ese algo indefinible que lleva al artista a componer la obra artística dejándose llevar por la pura intuición. Porque así lo impone esa razón que impone al creador beber en la fuente donde han bebido todos sus predecesores. Sin saberlo, Pisano también bebió en la del Pariente.