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Últimamente estamos viviendo episodios en la vida política de nuestro país que distan mucho de los valores democráticos que tanto tiempo nos ha costado establecer. En política no vale todo, hay unos conceptos mínimos que no se deben traspasar, sobre todo cuando se cuestionan ... las bases de la democracia.
El 4 de mayo hay elecciones a 300 kilómetros de Cantabria. Unas elecciones que pueden marcar un antes y un después, no sólo para los ciudadanos y ciudadanas de Madrid sino también para el resto del país. La crispación, las amenazas y las malas formas han sido las líneas de actuación de la ultraderecha de este país, con el amparo y connivencia del Partido Popular arrastrado por el populismo y la falta de respeto democrático de VOX.
Madrid ha liderado todos los peores índices desde el inicio de la pandemia; tasa de contagios, ocupación de las UCI, retraso en la vacunación... circunstancias que han lastrado y perjudicado la evolución de otras regiones como Cantabria.
La irresponsabilidad de la derecha en Madrid la pagamos todos los territorios, también Cantabria. Esto debemos de entenderlo, porque cada vez que el Estado destina recursos para Madrid lo tiene que hacer en buena parte en detrimento del resto de territorios. Las bajadas de impuestos en Madrid que impulsa la derecha, además de beneficiar siempre a los que más tienen, debilitan sus estructuras públicas, con servicios públicos de salud, residencias o transporte que hacen aguas.
Cantabria pierde con la derecha gobernando Madrid. Su falta de rigor, medidas y reparto por las políticas públicas, las pagamos todos; también los cántabros. Es algo tan sencillo de entender y tan fácil de medir que no cabe discusión. Cantabria y Madrid han afrontado la misma crisis sanitaria, la diferencia es que Cantabria lo ha hecho con un sistema público de salud más y mejor financiado que Madrid. Porque mientras que en un año 'normal' en Madrid destinan a la sanidad pública 1.340 euros por habitante y año, nosotros en Cantabria invertimos 1.621.
El compromiso inversor de Cantabria por garantizar la salud de los cántabros ha supuesto que cada vez que el Estado ha destinado fondos a las comunidades para paliar los efectos de la crisis sanitaria, Cantabria haya perdido recursos con respecto a Madrid. Así se entiende porque Cantabria pierde cuando gobierna la derecha en Madrid. Porque al final su debilitamiento de los servicios públicos, lo pagamos el resto.
Y es por esto, que en este sentido quiero recordar a Ayuso que su «libertad de vivir a la madrileña» es una falacia. Quiero recordar a Ayuso que la Constitución nos dota a todos los españoles de derechos iguales y que su libertad acaba donde empieza la nuestra.
Gabilondo representa los valores que se necesitan en momentos de crispación política. Unos valores compartidos y representados por un partido como el PSOE que cumple mañana 142 años de historia. Un partido que ha sido y es parte fundamental en el desarrollo y prosperidad de nuestro país y la de Cantabria.
En democracia, acordar es un signo de fortaleza y no de debilidad. Frente al binomio Ayuso/Vox, solamente existe una alternativa viable, una mayoría de progreso liderada por el PSOE de Ángel Gabilondo.
Los socialistas nos sentimos orgullosos de nuestro partido, y de los miles de militantes que han luchado durante tantos años, desde la clandestinidad hasta hoy, para hacer prosperar España, para hacer prosperar Cantabria.
Es el momento de seguir reivindicando nuestras ideas y nuestros valores, quizás ahora más que nunca ante una derecha ofensiva que no ofrece alternativas a la ciudadanía. En Madrid nos estamos jugando un partido que va a tener consecuencias en el resto del país. Nos jugamos unos ideales y valores democráticos que hoy en día están siendo cuestionados por aquellos que nunca creyeron en la democracia y que han abandonado sus complejos añorando tiempos pasados. No es bueno para nuestra democracia que el PP entregue el centro derecha a Vox. Nos estamos jugando tener derechos laborales, avanzar en igualdad, consolidar servicios de sanidad y educación públicos de calidad. Como señala Gabilondo; «Ya no se trata de Madrid. Es la democracia». La democracia la defendemos, ante sobres con balas en buzones, con sobres con votos en las urnas.
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