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Paseos marítimos al borde del mar hay muchos, todos interesantes. Pero paseos marítimos en cornisa hay menos y puede decirse que nuestro Paseo de Reina Victoria ocupa un lugar de excepción; no hay otro paseo en cornisa que lo iguale en belleza. Disfrutar de ... la vista en altura de una bahía partida en dos por el sable de El Puntal, por detrás Pedreña y Somo y al fondo la Cordillera Cantábrica, con el Castro Valnera de 1.707 metros de altitud, como cota más alta entre Brañavieja y el Bidasoa, suponen una instantánea de postal única que cambia cada día, según el estado del cielo. Pero el paso del tiempo ha determinado que una serie de arbolado descontrolado oculte a modo de pantalla vegetal la vista en distintos tramos.
Hace un año, el Consistorio afrontó parcialmente el problema a base de podar algunos árboles, medida que no solucionó el problema de visión peatonal, porque una poda que sobresalga de la rasante de la barandilla no sirve y la consecuencia es que sus troncos y ramas impiden buena parte de la visión de la bahía, visión sin trabas que debe primar sobre una maraña de árboles sin valor botánico alguno, salvo excepciones.
Entonces, si fuese admitida la primacía de la vista total, no parcial, de la bahía desde el paseo peatonal en cornisa sobre una fronda que de forma incontrolada crece en distintas partes de los taludes, la solución es sencilla: tálense tales árboles hasta la rasante de la barandilla, dejando ramas y hojas suficientes para que den sombra y dejando el tronco vivo como soporte parcial del talud, y que se salven de la poda los que se consideren especies a conservar. Limpiemos el paseo de las distintas pantallas arbóreas que impiden tan excepcional vista y, a cambio y para que el talud donde se asienta el paseo quede reforzado, amén de los árboles que queden mediante tal cirugía botánica, plántense árboles que por su alzada y poda nunca puedan rebasar la rasante de la acera. Por ejemplo, tamarindos podados en ancho o jacarandas en forma de boina que, además, echan flor al inicio del estío y mantienen la hoja nueve meses al año. Y con ello seguiría asentado el talud sin dificultar la vista y tanto desde la barandilla en tierra como desde el mar se verían unas laderas llenas de árboles bajos, los ya existentes y podados hasta la rasante y los nuevos, muy vistosos, siempre que su poda no impida la vista de una bahía simpar, cuya panorámica debería estar libre de controversia.
Mi pretensión es abrir un debate ciudadano de ideas sobre tan nuclear aspecto, se plasme o no en realidad.
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